"Si alguien cree que votando a Vox o a Ciudadanos va a conseguir cambiar el Gobierno, no está en lo cierto", así de tajante se mostró ayer ante los suyos la candidata del PP a la Alcaldía, Beatriz Mato, consciente de la dentellada que le metieron estos partidos hace menos de dos semanas en las elecciones generales.

Lo repitió, como también lo hizo el presidente del partido en la provincia, Diego Calvo, ante los que ella considera su "familia popular", en el primer piso de la sede del PP en la calle Arco, en una sala con medio centenar de sillas blancas presidida por una televisión de plasma en la que, a las doce en punto, se pudo ver el cartel electoral. Una foto de la candidata con la sonrisa congelada que la anuncia como alcaldesa y con el logo del PP pequeño, muy pequeño, dentro de la O de la palabra "vota".

Mato aseguró ayer, al filo de la medianoche, que desde aquel día en el castillo de San Antón, en el que decidió presentarse para presidir el PP en la ciudad, hace ya dos años, había estado recorriendo "las empresas, los bares y los comercios" rodeada de la que ella considera su "familia popular" para saber qué es lo que preocupaba a los vecinos y comerciantes. "Ya no les vamos a preguntar a los coruñeses qué es lo que les preocupa, ya lo sabemos, no les vamos a preguntar cómo quieren resolver su vida porque ya sabemos cómo ayudarles", comentó Mato que se pone como objetivo "presentar en los próximos quince días ese modelo de ciudad" construido por el PP y que en esta campaña han bautizado como "imparable", aunque salvo el cartel, ninguna medida fue desvelada ayer por la noche.

Mato se apoyó ayer en una muleta que no estaba físicamente con ella, en el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y aseguró que la gestión del Gobierno gallego era el espejo en el que quería mirarse. "El modelo de gestión que queremos exportar", resumió, y pidió a los casi cien militantes que se congregaron en la sede, que cerrasen los ojos a las encuestas durante estos quince días. "Olvidaos de las encuestas, no hay encuestas. Solo la del día 26", comentó Mato, entre algún aplauso de sus "familiares populares", aquellos que, según dijo "habían estado siempre unidos, en las buenas y en las menos buenas" y que nunca habían "renegado" de su pasado.

Y, en la última parte de su discurso, Mato volvió a erigirse como "la única alternativa" para evitar que Marea Atlántica vuelva a levantar el bastón de mando o que pase a manos del PSOE. "Este es el principio del fin del experimento de cuatro años que estuvieron haciendo en el laboratorio de María Pita", sentenció Mato, que calificó de "desgobierno" y de "condena al ostracismo" los últimos cuatro años. Así que, rodeada de los que son los suyos, pidió "confianza" para que la ciudad "vuelva a brillar" y a ser un lugar del que presumir.

"Vamos a ganar", dijo para rematar su discurso Mato y esa "familia" suya popular y postiza, se levantó de sus sillas y le gritó "alcaldesa, alcaldesa" mientras ella besaba al presidente provincial del partido, el encargado de presentar el acto, y, cuando algunos recogían sus cosas, otros intentaban inmortalizar la foto de todos los miembros de la candidatura ante el cartel proyectado en una pantalla de plasma y, entre señales de victoria de Mato y el pulgar hacia arriba de Roberto Coira, un hombre de pelo cano, smartphone en mano, gritó: "Viva el Partido Popular" y pocos le secundaron, algunos más, sin embargo, corearon: "Imparable, imparable" para despedirse.