El repentino adiós del histórico alcalde de Culleredo, Julio Sacristan, en octubre de 2017, le abrió la puerta directa a la Alcaldía. Socialista retornado tras abandonar el partido, formar la Agrupación Progresista de Culleredo (APdC) y ejercer con dureza la oposición, José Ramón Rioboo se convirtió en alcalde de Culleredo en noviembre de 2017 sin haber pasado por las urnas al frente de la candidatura del PSOE. Era el primer teniente de alcalde y número tres de la candidatura socialista cuando resultó elegido regidor, hace un año y medio. Ahora, contrastará si las papeletas avalan la labor realizada hasta ahora y le mantienen como sucesor de quien fuera su mentor, rival y jefe.

La vuelta del hijo pródigo a las filas socialistas, que había abandonado en 2007, se produjo en 2013 tras "meses" de negociaciones "en silencio". "Todo el mundo tuvo que pasar el Rubicón, madurar y restañar algunas heridas, porque en el fragor de una batalla se dicen cosas de las que luego nos arrepentimos", aseguró entonces Sacristán. "Los vecinos quieren tranquilidad y no que nos peleemos entre nosotros", apuntó Rioboo, quien manifestó su satisfacción por regresar a la "familia socialista" en una rueda de prensa en la que Sacristán y él anunciaron la integración junto con el entonces secretario provincial del PSOE, Francisco Caamaño.

El PSOE cullerdense integró a los concejales de la formación creada y liderada por Rioboo, APdC, de modo que pasó a tener mayoría absoluta al sumar trece ediles: los ocho que había sacado el PSOE en las elecciones municipales de 2011 más los cinco que había logrado APdC. Sacristán rompió entonces el pacto de Gobierno con el BNG para readmitir a quien denunció en dos ocasiones ante Fiscalía la gestión de Sacristán, quien obvió hasta las discrepancias de familiares y allegados a la integración.

"No necesitaba el acuerdo con Rioboo, el pacto con el BNG funcionaba bien. Estoy contento con el trabajo con el Bloque, pero las circunstancias políticas varían", aseguró Sacristán días después, en una entrevista a este diario. El entonces regidor atribuyó la incorporación de los concejales de APdC a una directriz de la dirección provincial del PSOE para recuperar a ediles que habían abandonado sus filas. Aseguró que se habían cumplido sus condiciones, así que accedió. Preguntado por las críticas de la oposición que cuestionaban la legitimidad de la unión de los dos partidos, apuntó: "Serán los electores quienes lo juzguen".

Las urnas no bendijeron la unión en los siguientes comicios. Frente a los trece ediles que sumaron con la integración de los de APdC, el PSOE obtuvo en 2015 ocho concejales, uno más que los logrados por el grupo socialista en solitario en 2011. Fue el mismo resultado que el conseguido por el grupo que dirigía Sacristán en 2007, nueve concejales. En aquellas elecciones, APdC debutó con cuatro ediles.

Desde la unión, los ediles del Gobierno local coincidieron en subrayar el buen trabajo en equipo y la integración de los ediles de la antigua APdC en el PSOE. Sin fisuras, aseguraron siempre.

Herencia

Con su acceso a la Alcaldía, Rioboo ha tenido que gestionar temas clave que se iniciaron bajo la batuta de Sacristán. El Plan Xeral de Ordenación Municipal, paralizado por "fuertes discrepancias" entre técnicos y equipo redactor, según el Gobierno local; la obra del depósito de Almeiras, paralizada también desde hace un año por un poste y una línea de media tensión que Naturgy (antes Fenosa) debe retirar; o la rescisión del contrato de A Garrocha, tras años de impagos sin que el Gobierno local actuara, marcan la agenda actual del regidor. Las alusiones a un cambio en la gestión "desde que Rioboo accedió a la Alcaldía" son frecuentes en las respuestas recientes del Ejecutivo.