Y, al final, el 12 de mayo, con la campaña en su primer tramo, llegó el impulso tierra adentro de Marea Atlántica. Al escenario de Palexco, con sus 1.500 butacas cubiertas y otras tantas personas queriendo entrar, pero sin poder hacerlo, se subieron el candidato a la Alcaldía, Xulio Ferreiro; el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias; Antón Sánchez, de Anova, y la portavoz de Esquerda Unida, Yolanda Díaz.

Fue un acto de puños en alto, de renegar de todo lo viejo para apostar por lo nuevo. "Que esa marea se lleve a los mafiosos, a los Pikachus, a los Pokemons, a los corruptos, que crezca más fuerte, que se lleve a los amigos de los narcos, esa marea tiene que representar el cambio", reivindicó Pablo Iglesias que, en su discurso, hizo también referencia a las dos concejalas que el PP tenía imputadas, Begoña Freire y Rosa Gallego.

Cuatro años después será el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, quien visite la ciudad, para arropar a la candidata del PSOE a la Alcaldía, Inés Rey, con la que comerá, compartiendo mesa y mantel con afiliados y simpatizantes socialistas.

En ese primer martes de campaña, se llenaron de puntos azules los asientos de Palexco, cuando Ferreiro les pidió a los asistentes que lo levantasen aquellos que quisiesen "echar a la mafia del Concello". Con esas manos alzadas, con referentes como Grândola, vila morena, Ánxel Casal, Federico García Lorca y los trabajadores de Telefónica que, en aquel momento estaban en lucha por mantener sus puestos de trabajo, empezó a elevarse Marea Atlántica, también reivindicando figuras como Manuela Carmena y Ada Colau que, como Ferreiro, ganaron la Alcaldía en Madrid y Barcelona.

"Afortunadamente, a nosotros no nos conocen en los juzgados de instrucción sino en los barrios", dijo Ferreiro ante un atestado Palexco y auguró que, si no se daba la "rebelión democrática" habría "paro, precariedad, tristeza y caos".