"La vida es muy complicada". La "rotación continua" que se nota en la sede del PP, relata la voluntaria Mila Lara, es signo de que trabajo y familia complican el voluntariado en campaña electoral. Por eso, aunque ya ha colaborado en varios períodos de este tipo con el partido, no lo hace siempre, por sistema. "Participo si tengo motivación y, en este caso, confío en el carisma y la pasión de la candidata", expone. Además, defiende que no es la única que cree así ya que en la formación conservadora, la cifra de voluntarios ha subido de diez a 40 desde la pegada de carteles.

Lara, vieja conocida del partido, tiene una asignación nueva en esta ocasión y tiene nombre en inglés: multitask. Es decir, hace todo tipo de tareas, que tienen que ver con organización, movilización y difusión de la información y lo hace, en la calle, en la sede y en el espacio electoral.

Lo más novedoso de esta campaña, relata Lara, es el telemárketing: "Hacemos llamadas pidiendo el voto". Y, tanto por teléfono como por la calle, detecta una "acogida favorable" entre los vecinos aunque también "cansancio" por ser la segunda cita electoral en menos de un mes.