Hay infinidad de motivos por los que una persona decide encabezar una candidatura electoral. Por necesidad o compromiso. Por aventura o vocación. Unos son más prosaicos y otros rezuman idealismo, pero no se puede afirmar que las listas „y en consecuencia, los partidos„ discriminen por edad: las papeletas municipales del próximo domingo serán las fedatarias de que existen líderes a ambos extremos de la brecha generacional.

En las listas del PP el papel de veterano lo ejerce José Antonio Lorenzo. Alcalde de la localidad pontevedresa de Mondariz-Balneario, con apenas 700 habitantes, a sus 73 años lleva en el ruedo de la política desde 1983. Pero no fue el esplendor aperturista de la Transición el que sembró en Lorenzo la semilla del servicio público, sino el incendio del Gran Hotel Balneario en el que había sido botones, y del que se desprendían todos los recuerdos de una aldea colonizada por los coches de lujo y el brillo casi aristocrático de los clientes. "Aquello fue tremendo y me di cuenta de que esto se iba abajo", rememora.

De ahí a la alcaldía, en la que tuvo que empezar por el planeamiento y el saneamiento de aguas. "A mí esto me ha perjudicado en lo económico, pero en la vida a veces hay cosas que están por encima de la economía", introduce. En sus 36 años al frente del ayuntamiento, "cobré tres", recalca. De todos estos años tiene un recuerdo preferencial hacia Manuel Fraga, cuando estaba en ejercicio, pero también en sus albores: "Vino a despedirse de mí antes de morir", revela. Semanas antes de fallecer, el expresidente preguntó a Lorenzo si había cumplido con él y, reconfortado, le dijo adiós: "Siga por ese camino. Mi vida se acaba", acertó a decir. Memorias aparte, ahora Lorenzo quiere "rematar la faena". A los jóvenes les aconseja mucha calle. "Para estar en la política hay que conocerla, tener experiencia y haber hecho gestión. Y eso no se compra en El Corte Inglés ni en ningún lado", sentencia.

Sus reflexiones podrían guiar el camino del benjamín de su partido en estas municipales. Se trata de Iván Caamaño: a sus 22 años, figura como cabeza de lista popular en Catoira (Pontevedra). ¿Por qué? Por filosofía. Literal: "Siempre pensé que la política no es solo para abogados, sino para filósofos, los que conocemos los problemas de la sociedad". A finales de mes recogerá el título que le acredita como tal en la USC.

Para entonces, ya sabrá si las urnas le salen cara o cruz y si padece en carne propia algunos de los estigmas, como el de la falta de renovación, que se le achacan a los populares. "Esa visión está tergiversada. Al PP nos ponen como raros, como un partido de gente mayor. Hay que decirle a la gente que no se deje engañar: para saber si el partido es para los jóvenes, hay que venir al PP". Para la campaña, entretanto, recomienda dosis de Platón „"es necesario ver la luz y salir de la caverna"„ y embeberse del ejemplo del "superhombre" de Nietzsche.

En la izquierda

Enfrente tendrá al PSdeG, aunque no a su candidato de más edad. Bieito Ledo, de 75 años, es en realidad un "fichaje" traído del mundo de la cultura que, desde Xunqueira de Ambía (Ourense) se sacude la etiqueta de la veteranía. "Eso será los que llevan cuarenta años", matiza. Ledo, viejo conocido de los cenáculos culturales de Vigo como director-gerente de Galaxia en los ochenta, reivindica "su tiempo, energía e ilusión". "Tengo la obligación y el placer de venir a contribuir. No es nada raro, es totalmente coherente con mi trayectoria", resalta este escritor que mimetiza desde su posición de independiente el salto dado al comienzo de la autonomía por Carlos Casares, Alfredo Conde o Ramón Piñeiro: los tres aterrizaron en la política en las filas socialistas. "La gente que hace política en una organización para mí son admirables: si nadie lo hiciera, los alimentos nos envenenarían, no tendríamos carreteras ni luz ni hospitales. La gente que no quiere saber nada de la política no está capacitada para protestar", apostilla.

Ese espíritu reivindicativo lo comparte su compañera Marta Rey. Con 24 años, es la alcaldable del PSdeG más novata. Entró en el partido hace siete meses, en pleno furor del sanchismo. Consciente de que el mundo de la política "es muy complicado", una vez graduada en Turismo, se animó a conocer sus profundidades. "A veces es un poco por miedo por no saber dónde te vas a meter, pero a mí me lo explicaron muy bien. Desde fuera piensas: 'los políticos, ¡qué bien viven!" Pero detrás de todo eso hay un esfuerzo impresionante". De trabajar, sabe: mientras estudiaba, ponía copas y hacía prácticas en establecimientos "para no pedirle nada a mis padres". Mujer, joven y trabajadora y "vinculada a los movimientos de izquierda" todo le encajaba: su partido era el PSOE. Y su referente, ahora: Adriana Lastra.

Sus referentes no tienen nada que ver con los Ramiro Oubiña. A sus 71 años liderará al BNG en A Pobra (A Coruña) tras una trayectoria como capitán de marina mercante durante la cual, no por ello, dejó de cultivar la política. En el franquismo, recuerda llegar a Bélgica y comprar la prensa vetada por el régimen, y ya en la Transición, debatir en cubierta con la tripulación "sobre la dictadura de Franco, el eurocomunismo o la revolución del 68". Su compromiso con el Bloque es tal, que en 2013 dejó un buque con 36.000 toneladas de cemento en las costas de Libia para acudir a la corporación a tomar posesión de su acta de concejal. Referencias así contrastan con las de Mariana Riveira, con 20 años, candidata del Bloque en San Amaro (Ourense). En su caso su familia "es muy de derechas", dice, pero con el apoyo de su madre pretende romper los "prejuicios" del rural hacia los jóvenes. "Al ser gente mayor, no están tan informados de lo que es el BNG. Por norma, no confían en la juventud" .

Quien sí recibió el influjo familiar es el candidato más joven de las mareas. "Vengo de una familia obrera, en mi casa el activismo es una forma de vida", tercia Alexandre Iglesias, 22 años, y candidato de Agora A Cañiza . Nieto del líder de CCOO en Canarias, recuerda que "nadie mejor" que ellos "va a defender" sus demandas.

Al otro extremo, una histórica. Tere Casal, ex del PSOE y número dos en la Marea de Pontevedra, se remite a los "indígenas" para explicar su segunda vida política: "Valoraban la opinión de sus mayores y no les iba mal del todo", chancea. A sus 71 años, tras asumir que "en el PSOE no quisieron saber nada de mí" y de no dejarse acomodar en casa, pide paso: "Los mayores estamos desprovistos de muchas ambiciones que en política no son buenas", remata.