A sus 89 años, Maruja cumplió con las urnas. Esta vecina de Vilarmaior no dejó de votar en las municipales a pesar de que solo podía elegir una papeleta, la del PP. "Nunca había pasado algo así", explica su acompañante, Ana, que relata que ya desde hace años "no hay oposición" en este pequeño municipio rural de poco más de 1.200 habitantes.

En este feudo del PP los vecinos acudieron a votar sin la menor expectación sobre el futuro gobierno local. "A ver qué pasa", bromeaban un grupo de vecinos en el bar situado frente a uno de los colegios electorales. "Aquí malo será", respondía con retranca Dionisio, concejal del PP desde hace 12 años. Este veterano edil afirma que hasta al PP le cuesta cerrar una lista. "Aquí estamos por amor al arte, por trabajar por nuestras parroquias, porque cobrar solo cobramos 30 euros al mes en dietas por asistencias cada tres meses, que casi se te van en tomar algo después del pleno", bromea.

Los chascarrillos jalonaron esta anómala jornada electoral. "Aquí no hubo que reflexionar mucho", ironizaba un votante a la salida del colegio electoral. También hubo algún despistado que reclamó en la mesa al encontrase tan solo una papeleta para las municipales frente a las 32 de las europeas.

El alcalde, Carlos Vázquez, no modificó sus rutinas electorales pese a la ausencia de ediles. "El alcalde vino igual a visitarnos a casa, nos regaló bolígrafos y mecheros y nos pidió que fuésemos a votar porque está en juego la Diputación", explica una pareja tras depositar sus papeletas en las urnas.

Resultados

Como era de esperar, Vilarmaior tiene por delante cuatro años de pleno monocolor. El PP logra los nueve concejales en unos comicios en los que solo subió un punto la abstención pese a la falta de opciones. Votaron 786 personas frente a las 810 de 2015. Hubo 89 vecinos votaron en blanco frente a los 20 de los últimos comicios y se registraron 69 votos nulos frente a los 22 de hace cuatro años.