Con la voz a punto de quebrarse, entre aplausos, abrazos y palabras de ánimo entró ayer el candidato de Marea Atlántica, Xulio Ferreiro, en la sede de la formación, en la plaza del Humor. Lo hizo antes de que se escrutase el 100% de los votos -casi a medianoche- porque ya las carpetas y las caras de los apoderados les habían dicho que el reparto de escaños no se iba a mover mucho más y que su lista se quedaría con seis representantes, cuatro menos que en 2015. Ferreiro entró triste, pero con ganas de agradecer el esfuerzo a los militantes y con pesar por no haber sido el elegido para continuar con un "proyecto de cambio".

"Espero que Inés [Rey] esté a la altura del mandato popular que acaba de recibir y que tenga valentía para afrontar las reformas y los proyectos que esta ciudad necesita", dijo Ferreiro, que reconoció la derrota al no haber podido mantener todos los votos que afines a otras formaciones le habían prestado en 2015. "Yo, como cabeza visible de los pasados cuatro años y de la candidatura asumo en primera persona la responsabilidad de estos resultados y lamento las decepciones que pudiese haber durante estos años", confesó, con la voz cada vez más rota, sobre todo, cuando se sinceró con los votantes que no renovaron su confianza en Marea, a los que pidió "disculpas por no haber estado a la altura de las expectativas".

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Noche electoral en A Coruña | Sede de Marea Atlántica

Ferreiro no aclaró en la sede de Marea Atlántica si seguirá al frente de una formación que, con tan solo diez meses de vida llegó a la Alcaldía, y que se mantuvo en María Pita, incluso, tras una cuestión de confianza. No lo hizo en su discurso ni a preguntas de este diario, aunque aseguró que esta semana "anunciará " su "futuro".

Para despejarle las dudas o para introducir alguna más -si es que la decisión de dimitir la tenía ya tomada- los militantes y apoderados que se quedaron en la plaza del Humor para arroparle, le cantaron: "Xulio, quédate".

Él les daba las gracias, con las lágrimas asomándole ya en los ojos, también con una sonrisa, y con esa marca de la voz cuando no está entera, cuando se le van quedando pedacitos en el camino, pero aseguró que no era la noche de dar a conocer su futuro, como tampoco lo era de hablar de pactos ni de futuras alianzas que puedan devolver a Marea Atlántica al Gobierno local, aunque de la mano del PSOE. A pesar de las lágrimas y del mal trago de haber perdido la confianza de 12.000 electores, Xulio Ferreiro aseguró que, durante estos cuatro años, se habían "dejado la piel" y que no se habían movido "ni un solo centímetro" de sus "principios" y de sus "valores" ni del "compromiso" que habían "adquirido con la ciudadanía", aunque asumió que haberse quedado en ese punto "no había sido suficiente".

Ferreiro, chaqueta de punto, pantalón vaquero y camisa lisa, agradeció todos y cada uno de los votos que habían depositado en la urna los vecinos con el membrete de la Marea Atlántica y agradeció también a los 200 voluntarios que habían estado en los colegios electorales, también recorriendo las calles, organizando mítines y "trabajando de sol a sol". Dio las gracias al equipo del Gobierno saliente -en la sede de Marea estaban el edil de Mobilidade Sostible, Daniel Díaz Grandío, y el de Culturas, José Manuel Sande- y a los miembros de su actual candidatura. Entonces, su discurso lo interrumpió un aplauso y, primero, un tímido " Hai Marea", que fue seguido por muchos más, algunos ya entre lágrimas, sobre todo, de las personas más cercanas al alcalde de A Coruña.

Marea Atlántica se enfrenta ahora a la decisión de qué hacer con el poder que le entregaron los votantes. "De pactos ya tendremos tiempo de hablar hasta el 15 de junio", comentó Ferreiro, y, también, a la posibilidad de que su cabeza visible decida abandonar la formación, aunque un eventual apoyo a Rey quedó claro en las declaraciones de Ferreiro, que se felicitó por que la ciudad hubiese optado por una mayoría de izquierdas, pese a que no fuese su proyecto el llamado a liderarlo.