El PP encaró el 26-M como los comicios de la remontada, tras dejar de ser la fuerza más votada en las elecciones generales de hace un mes. Resiste a duras penas, por 8.000 votos, como el partido con más apoyos, pero el PSOE le pisa talones y además agranda su poder urbano, un magnífico escaparate de gestión de cara a las elecciones autonómicas de 2020. La estocada del PSdeG es doble: al PP gallego porque le impide volver a las urbes y a las mareas porque les arrebata sus tres feudos, A Coruña, Santiago y Ferrol.

Los socialistas podrán gobernar al menos en cinco de las siete ciudades (A Coruña, Ferrol, Santiago, Lugo y Vigo), en la sexta, Ourense, son los más votados, pero la decisión será de Democracia Ourensana. La séptima urbe, Pontevedra, continuará regida por el BNG. El alcalde de Vigo, el socialista Abel Caballero, amplifica su mayoría absoluta de 17 ediles a 20 concejales. En A Coruña, Ferrol, Santiago, Lugo y Ourense, los socialistas necesitarán pactar con las mareas locales, BNG o Democracia Ourensana. Las primeras podrán ponérselo difícil, pues ellos también les pusieron piedras en el camino.

A un año de las elecciones autonómicas, la situación se complica para el PP gallego con los socialistas en La Moncloa y en al menos cinco de las siete urbes gallegas, y su partido en crisis a nivel nacional. Los populares recogen menos votos que hace cuatro años (29.000), aunque ganan apoyos con respecto a hace un mes, unas 52.000 más. La competencia de Ciudadanos y Vox es mucho menor y en estos comicios se han desinflado. También obtiene 18 mayorías absolutas menos y 13 mayorías simples menos que en 2015.

Lo más probable es que se queden sin Ourense, la única gran urbe en que gobernaban, y no logran recuperar ninguna de las ciudades que ya perdieran en 2015, aunque son los más votados en A Coruña, Lugo y Ferrol y en Lugo y Ferrol y en Pontevedra además amplían representación. También resisten a duras penas como la fuerza más votada, condición que perdió hace un mes en los comicios generales.

La de ayer fue una gran noche para el PSdeG y su líder, Gonzalo Caballero. Cuando ganó las primarias para tomar las riendas del PSOE gallego en octubre de 2017 no imaginó una situación tan óptima para intentar pelear por la presidencia de la Xunta: su partido en Madrid y alcaldes en al menos cinco de las siete ciudades. Y creciendo en votos con respecto a hace cuatro años (casi cien mil más), aunque 35.000 menos que hace un mes. Los populares no fueron los únicos que tuvieron una noche aciaga. El espacio de confluencia que en 2015 se hizo con las alcaldías de A Coruña, Santiago y Ferrol, pierde apoyos. La ilusión que suscitaron entonces se dilapidó en cuatro años de gestión en minoría. La primera fuerza de la oposición, sumida en continuas crisis internas, y con su socio principal, Podemos, también a la baja, encara un futuro incierto. La primera incógnita tras este resultado es qué pasará con Luís Villares, portavoz parlamentario de En Marea y en minoría en O Hórreo. Las mareas pierden sus tres feudos pero también se quedan sin ediles en Pontevedra, Lugo y Ourense.

Solo sobreviven en Vigo. El BNG mantiene Pontevedra, aunque pierde un edil y consigue regresar al Concello de Vigo, con un edil, y a Ourense, con dos concejales. Logra un edil más en A Coruña y tres más hasta cinco en Lugo, donde lamina a la marea local.

Ciudadanos que hace un mes recabó el 11% de los votos en Galicia, ahora apenas alcanza el 2% y 33 ediles. Vox, que tuvo el 5% el 28-A, suma tan pocas papeletas, que ayer en la web del Ministerio de Interior no ofrecía sus datos a nivel autonómico.