El partido instrumental que irrumpió hace cuatro años en los concellos gallegos bajo las múltiples fórmulas de las mareas no solo fue ayer la gran derrotada del 26-M, sino que la dureza del batacazo electoral tras acudir a las urnas divididas tras tres años de guerras internas la obliga a una refundación, escuálida de apoyos en las urnas, sin poder institucional al ceder, como símbolo de su caída, los bastones de mando de A Coruña, Santiago y Ferrol y con todos sus referentes marcados con la letra escarlata de la derrota. El ciclo abierto en 2015 está finiquitado y ahora se abre un período en el que este espacio deberá reagruparse.

Las mareas se jugaban testar su grado de resiliencia tras unos conflictos internos que han derivado en divorcios electorales y choques cruentos. Medían si eran un espacio consistente o efímero. Perdieron las autoproclamadas "alcaldías del cambio" de A Coruña, Santiago y Ferrol, además de Vimianzo, Manzaneda y posiblemente Salceda. De las ocho ciudades con ese cartel en toda España, solo Cádiz y Valencia retendrán la alcaldía. También caerán Madrid, Barcelona y Zaragoza. Muestra de su implosión y fragmentación fue el hecho de que nadie pudo salir a poner voz a todas esas candidaturas, pues En Marea apoyó unas sesenta candidaturas locales mientras Anova, Podemos y Esquerda Unida sustentó medio centenar. Ambos bloques se enfrentaron en 14 concellos, entre ellos Ferrol, Lugo, Pontevedra y Ourense. En estos tres últimos, donde sumaban 9 ediles, perdieron toda la representación.

Marea Atlántica en A Coruña y Compostela Aberta en Santiago fueron a lo suyo, pero con un rechazo reconocido a Villares y tensión con Podemos, pues el líder de esta, Pablo Iglesias, evitó visitar a los regidores Xulio Ferreiro y Martiño Noriega en campaña, pese a contar con miembros de los suyos en sus candidaturas. La división interna fue señalada por Luís Villares, líder de En Marea, como una de las causas de la segunda funesta noche electoral en un mes, además del "arrastre" a favor del PSOE a nivel estatal. Villares avanzó que darán un giro tras lo que consideró "fin de ciclo político". "Es necesario dejar atrás tensiones orgánicas", expuso.