La noche electoral del pasado domingo fue muy distinta a la de hace cuatro años en la sede del PSOE de Miño. "Fue apoteósica", afirma un pletórico Manuel V. Faraldo. En 2015, la formación lograba erigirse por primera vez en democracia en primera fuerza, pero empatada en concejales con el PP y con un excompañero socialista como llave de gobierno que ya esa misma noche dejaba claro que no lo iba a poner fácil al posar con el dedo alzado junto a un cartel de los socialistas.

Tras el sorpresivo pacto del PP con el único edil de un partido que se había presentado como la "auténtica izquierda", las urnas han otorgado ahora una mayoría arrolladora al PSOE. El 60% del electorado ha cogido su papeleta. La formación tendrá nueve concejales frente a los cuatro del PP, que se desploma. El partido del alcalde, Ricardo Sánchez, se queda fuera del tablero político. No logró ni los 234 de su estreno en 2015.

Los resultados desataron una explosión de alegría en la sede socialista. "En Miño jamás gobernó nadie que no fuese el PP", destaca Manuel Faraldo, que está convencido de que el acuerdo de gobierno entre el PP y Ricardo Sánchez contribuyó en buena medida a la deblace popular. "Hemos recibido votos de otros espectros políticos que no estaban de acuerdo con el pacto y también un voto de ilusión por un cambio", afirma el socialista, partidario de hacer borrón y cuenta nueva. "Estoy muy orgulloso de mi pueblo. Ahora toca olvidar rencores y trabajar por Miño". sostiene el edil, que quiso hacer un reconocimiento a su "magnífico equipo".

"Lo primero que haré será sentarme con los técnicos para conocer la situación del Concello y fijar los pasos a dar", avanza a consulta de este medio. Entre sus retos, afrontar la monumental deuda de Fadesa y negociar con los expropiados un cronograma para el pago de unos ocho millones de intereses reconocidos por sentencia y que el juzgado ordena abonar sin más demoras.

La noche del 26-M marcó supuso el peor varapalo del PP de Miño en su historia. Tras 36 años en política, Jesús Veiga vivió su derrota más amarga. "Nos pasó factura el pacto. La vida es así. Hay que saber ganar y perder", admitía a consulta de este medio. Fue, admite, un fracaso sin paliativos. Perdieron dos concejales, medio millar de votos y solo retuvieron al 24% del electorado. "Más que ganar el PSOE, perdimos nosotros. A la gente no le gustó el pacto, pero no teníamos salida, había que dar una estabilidad al gobierno, fuimos generosos", afirma Veiga, que dice que todavía no ha tomado una decisión sobre su futuro político.

El alcalde no hizo ayer declaraciones por motivos de salud. El BNG admitió su decepción por el resultado, que atribuyó en parte a la peculiar situación política vivida en Miño, que polarizó al electorado. El candidato de Movimiento Vecinal de Miño, Francisco Vázquez, celebró ayer que las urnas apostasen por un "cambio muy necesario", expresó su deseo en que el nuevo alcalde "esté a la altura del reto" y agradeció el apoyo de los vecinos que confiaron en su formación.