El 10-N marca un "nuevo ciclo político" que anuncia la pérdida de la Xunta para el PP en las elecciones autonómicas del año que viene y su relevo por una alternativa de izquierda liderada por el PSdeG. Así interpreta los resultados electorales el líder de los socialistas gallegos, Gonzalo Caballero, que además considera el pinchazo de Ciudadanos, la pérdida del comodín de un posible aliado para los populares que comanda Alberto Núñez Feijóo. "El PP tiene imposible gobernar Galicia cuando haya elecciones autonómicas", aseveró ayer Caballero, que extrapoló el resultado en los comicios generales al ámbito gallego. "El PP tendría en unas elecciones gallegas 13 diputados y el PSdeG subiría 13, un empate técnico", vaticinó.

El dirigente socialista celebró el balance del 10-N sin autocrítica, pese a que su partido perdió la condición de fuerza más votada que había obtenido en abril por primera vez en su historia y que a nivel estatal se dejó tres diputados y tiene más complicado formar gobierno.

El PSdeG perdió 68.000 votos, pero apenas cayó medio punto porcentual, quedándose a siete décimas del PP en un empate técnico. Además, frente a los 10 diputados populares, las urnas eligieron a 13 de la izquierda: 10 del PSOE, dos de Unidas Podemos y uno del BNG.

Caballero destacó que su formación "volvió a ganar el escenario electoral en el conjunto de España de forma clara" con una mayoría "contundente" que la convierte en la única organización "en condiciones de darle un gobierno al país".

También se refirió al auge de Vox, contra el que pidió "combatir" por su discurso "falaz y antidemocrático", incluyendo en ese cordón sanitario al Partido Popular, al que reclamó volver al "consenso constitucional".