El Grupo Coren, al igual que el resto del sector, ha continuado trabajando en la crisis del Covid-19 con responsabilidad para mantener la cadena de suministro, pero al mismo tiempo se ha encontrado con una fuerte caída de la demanda y de los precios, y ha tenido que asumir el encarecimiento de costes de producción y logística derivados de la implantación de las nuevas medidas de seguridad y los cambios en los modos de trabajo, en un contexto de incertidumbre sobre la evolución en los próximos meses. En concreto, los cambios experimentados en las últimas semanas han provocado un descenso de las ventas y también una reducción de márgenes derivada de un encarecimiento de los costes.

Así, la crisis del coronavirus ha supuesto un fuerte aumento de costes no previstos con motivo de la implantación de nuevas medidas de seguridad en la cooperativa -reforzando las ya existentes-, y adaptándose específicamente a los protocolos de protección frente al coronavirus. En toda la cadena de producción del Grupo -desde granjas a industrias, pasando por las plantas de incubación, plantas de alimentación animal, transporte€- se han adoptado las máximas medidas de seguridad, con material de protección para todos los socios y trabajadores (guantes, mascarillas, escudos faciales, batas plásticas€), equipos de desinfección, instalación de cámaras termográficas de control de temperatura en los accesos a industrias, ampliación del servicio médico, refuerzos de turnos de limpieza y contratación de personal para refuerzos debido a reajustes de actividad, por más de 100 personas. Todo ello ha supuesto una cuantiosa inversión para la cooperativa.

A nivel comercial, el Grupo Coren también ha tenido que adaptar su actividad a este nuevo marco. Por una parte, esto ha implicado una reorganización en cuanto a la producción para adaptarse a los productos más demandados con los nuevos hábitos de consumo. En avicultura, por ejemplo, ha caído el consumo de canales enteras y se ha elevado la demanda de despieces (pechugas, muslos€) y también de elaborados, lo que ha conllevado una reestructuración de las líneas de trabajo y actividad de industria, incluyendo la citada contratación de personal.

Por otra parte, el cierre de la hostelería ha ocasionado un fuerte impacto en la actividad, ya que representaba un 25% de las ventas, obligando a reajustar producciones y a buscar nuevos canales de venta para dar salida a las existentes. Además, este reajuste ha supuesto un fuerte impacto en la cadena de producción, donde los ciclos de reproducción y crianza animal tienen unas duraciones medias de entre 12 y 18 meses -que requieren una rigurosa planificación acorde con la demanda prevista-, y que han tenido que ser modificados por completo, con el consiguiente impacto productivo.

Un sector afectado por los bajos precios

El sector agroalimentario arrastra ya desde antes de esta crisis un problema de bajos precios del que Coren ha alertado en numerosas ocasiones, un "low-cost" que no existe en otros países europeos, en los que los productores perciben unos precios justos por los productos agroalimentarios.