Los principales organismos del mundo están de acuerdo: el momento actual es crítico para el planeta y es urgente actuar para frenar el cambio climático. Consciente de ello y convencida de que las empresas pueden y deben jugar un papel determinante en este contexto, Coca-Cola trabaja por ser parte de la solución, utilizando el liderazgo como referente de su sector.

Así, ha anunciado recientemente el objetivo de reducir un 30% las emisiones de efecto invernadero del conjunto de su cadena de valor en 2030 (vs 2019) y alcanzar emisiones cero en 2040, para lo que trabajará en cinco áreas de su cadena de valor: ingredientes, envases, operaciones, transporte y equipos de frío. Para Coca-Cola, la prioridad es reducir al máximo sus emisiones y solo cuando no pueda hacerlo más, apostará por proyectos de compensación de carbono.

Dentro de este plan, la histórica planta que Coca-Cola European Partners (CCEP) tiene en A Coruña apuesta por la innovación con el fin de reducir el impacto medioambiental que su actividad genera. La fábrica está inmersa en varios proyectos de I+D+i que contribuyen a un descenso del consumo energético y a la mejora de la eficiencia de todos sus procesos.

Una de las iniciativas más destacadas en este sentido es el proyecto de la línea de la lata aligerada, en el que la entidad ha invertido cerca de un millón de euros. Con esta inversión, se ha adaptado una línea de producción para poder trabajar con latas aligeradas de aluminio, pasando de 10,7 gramos a 9,3-9,5 gramos. De este modo y a lo largo de los últimos cinco años, esta línea ha llenado 206 millones de latas de media anual, por lo que este proyecto supone un ahorro de 270 toneladas de aluminio al año.

“Avanzamos”

Los objetivos de la histórica planta de Coca-Cola en A Coruña se alinean con la estrategia “Avanzamos”, la hoja de ruta de Coca-Cola para construir un negocio más sostenible y respetuoso con las personas, la sociedad y el planeta.En esta línea, la fábrica coruñesa ha implementado diversas medidas que buscan la reducción de residuos, la gestión sostenible del agua o la incorporación de material reciclado en films de plástico y botellas de PET para reducir el uso de materiales vírgenes.

Así y además del proyecto de lata aligerada, en el que la entidad ha invertido cerca de un millón de euros, la planta de A Coruña ha reducido un 6% su ratio de consumo de agua desde 2009. Por otro lado, el agua residual se somete a un proceso de depuración conforme a los requisitos exigidos por ley. Desde Coca-Cola se impulsan asimismo proyectos locales para devolver a la naturaleza el equivalente al 100% del agua que contienen las bebidas, contribuyendo de este modo a la conservación de ecosistemas vulnerables. 

Otro de los grandes avances conseguidos proviene de la sopladora de botellas de PET. Se han reducido las presiones de soplado de las botellas, pasando de 40 bares a los 28 actuales, con un gran ahorro energético.

La fábrica está inmersa además en diversos proyectos que tienen como objetivo la descarbonización y que suponen la eliminación de combustibles de origen fósil. De hecho, toda la electricidad contratada en el proceso fabril es ya de origen renovable.

Economía circular

En la misma línea, Coca-Cola está firmemente comprometida con modelos basados en economía circular que suponen una solución al problema de los residuos y de reducción de la huella de carbono. En este sentido, el avance en A Coruña ha sido notable y la ratio de residuos, comparando gramos generados vs litros de bebida fabricada, se ha reducido en un 24% en los últimos diez años.

Los envases son una parte clave de la fábrica, por lo que las acciones para una actividad sostenible son prioritarias. Uno de los objetivos para 2025 es recuperar el equivalente al 100% de los envases que ponen en el mercado, para que ninguno acabe como residuo. Además Coca-Cola promueve en España el proyecto Mares Circulares, que impulsa la economía circular, a través de la limpieza de costas y mares, la sensibilización ciudadana y el apoyo a estudios científicos y a start-ups que trabajan para resolver el problema de la basura marina. Dentro de este programa, Coca-Cola ha logrado un hito con la fabricación de la primera botella en el mundo apta para uso alimentario con un 25% de plástico reciclado procedente de entornos acuáticos y fondos marinos.

La meta es que los envases sean 100% reciclables o reutilizables, lo que prácticamente se ha conseguido. Respecto al uso de plástico reciclado, las bebidas sin gas contarán con un 100% de plástico reciclado (rPET) a finales de 2021, y el resto del porfolio contendrá un 50%, adelantando un objetivo que estaba previsto para 2022.