La conocida como “Villa de los Viaductos”, por contar con estos puentes construídos en el SXIX entre sus grandes señas de identidad, gana cada vez más adeptos por sus grandes propuestas para el disfrute de visitantes y peregrinos y es que, no es vano, es aquí, en Redondela, donde convergen las dos variantes del Camino Portugués a Santiago: la monacal y la de la costa.

El enclave tranquilo y privilegiado en el que se encuentra, así como la buena comunicación con las poblaciones más cercanas, convierten a la ciudad en un punto estupendo para alojarse lejos del bullicio de las grandes ciudades. Sus playas, ideales para disfrutar en familia, tanto en Cesantes como en Chapela, así como su entorno natural permiten un descanso para los sentidos.

En este sentido, uno de los puntos que está ganando en popularidad entre los amantes de Redondela es el mirador del Monte da Rata, donde se encuentra el “banco más bonito del mundo” y que ofrece unas vistas inmejorables de la ría de Vigo y el estrecho de Rande. 

Vistas del puente de Rande al atardecer desde Redondela. Concello de Redondela

Llegados hasta aquí, podemos adentrarnos un poco más en el Monte Penide para descubrir una zona de enterramientos tumulares que datan del Neolítico, cerca de donde están los petroglifos conocidos como de Chan da Cruz. 

No son estos los únicos petroglifos del ayuntamiento, ya que hay varios puntos diseminados por todo el terreno municipal, aunque el conjunto más destacado es el que se encuentra en la parroquia de Ventosela. 

La isla de San Simón, en el corazón de la ensenada de su mismo nombre, es otro lugar que sorprende a quienes se animan a visitarla por su historia y su singular belleza. Habitada desde la Edad Media, se mantiene como testigo silencioso de episodios históricos relevantes que se reflejan en los distintos usos que ha tenido a lo largo de los años: monasterio, hospital, cárcel, albergue nacional y escuela-hogar Méndez Núñez. 

Mariscadoras faenando en Redondela. Concello de Redondela

Aunque vale la pena visitar Redondela en cualquier momento del año, si la ocasión lo permite podemos organizar nuestro viaje para coincidir con alguna de sus muchas fiestas: Mayo se estrena con la Fiesta del Choco, declarada de interés turístico, donde se puede degustar este cefalópodo preparado de mil maneras distintas durante las jornadas gastronómicas, siempre acompañadas de una extensa oferta cultural. Otra fiesta de interés turístico es la Fiesta de la Coca, que coincide con la festividad del Corpus Christi y culmina con la Danza de las Espadas y las Penlas. Finalmente y sin estar declaradas fiestas de interés, tampoco dejan de atraer a cientos de visitantes la celebración del Festival Internacional de Títeres o la Fiesta de los Mayos, entre otras muchas celebraciones y romerías.