El Deportivo y la Torre de Hércules son los dos símbolos de la ciudad más reconocidos en el mundo. Y comparten algo más: una identificación de los coruñeses que está por encima de cualquier diferencia. Esto último fue una de las razones que la Unesco tuvo en cuenta a la hora de otorgar al faro romano la consideración de patrimonio de la humanidad el 27 de junio de 2009.

La Torre, construida en el siglo II d. C. por Cayo Servio Lupo y único faro romano del mundo todavía en funcionamiento, obtuvo su primer reconocimiento en 1931, cuando fue declarado Monumento Histórico Artístico, y 54 años después, en 1985, Bien de Interés Cultural. La iniciativa partió en 2001 del Instituto de Estudios Torre de Hércules, que consiguió que la ciudad entera se volcase en la defensa de la candidatura. Entre las iniciativas, destacan las más de 320.000 firmas recogidas y el envío de 20.000 abrazos virtuales que recibió la Torre desde la Plaza de María Pita.

Paradójicamente, una vez logrado lo más difícil, el reconocimiento universal del faro coruñés se vio amenazado por el interés del todopoderoso ladrillo. La Unesco advierte que el complejo inmobiliario proyectado en el entorno del monumento podría suponer la retirada de su declaración como patrimonio de la humanidad.

El propio ministro de Cultura

en ese momento, el coruñés César Antonio Molina, uno de los mayores impulsores de la candidatura, se muestra contrariado por la iniciativa del Gobierno local coruñés y avisa de que "no se debe construir absolutamente nada" en el entorno del faro. La alcaldía, ocupada entonces por Javier Losada, se resiste sin embargo a renunciar a la urbanización inmobiliaria prevista en el Agra de San Amaro, a sólo quinientos metros de la Torre, aprobada

en 2004 por un Gobierno de Francisco Vázquez, al considerar que no amenaza la distinción de la Unesco y porque supondría un coste millonario a la ciudad.

Finalmente, la Xunta obliga al Ayuntamiento en enero de 2011 a retirar del plan general la edificabilidad en esa zona próxima a la Torre de Hércules para respetar los requisitos de protección establecidos por la Unesco tras el nombramiento del antiguo faro romano como patrimonio de la humanidad.