Quiero en primer término, felicitar a LA OPINIÓN por su aniversario y agradecer la confianza que se me brinda para hacer retrospectiva de éstos últimos quince años de singladura en nuestra ciudad y entorno, así como unas breves reflexiones para los retos que se nos presentan en los próximos quince.

Coincide precisamente mi nombramiento como presidente de la Federación de Entidades Empresariales de Comercio de la Provincia de La Coruña, con la puesta en marcha de las rotativas de este periódico en la ciudad, compartiendo, pues, la misma edad.

Empezaré por recordar, en lo que respecta al Comercio, que en el año 2000, la Federación provincial representaba a más de 7.000 establecimientos comerciales autóctonos „lo que suponía dar empleo a unas 15.000 familias„, conviviendo ya en aquellas fechas, con seis centros comerciales.

A lo largo de estos años, se han sumado cinco centros más, alguno de ellos ya cerrado, como ya apuntaba yo en el 2008, en declaraciones a algún otro medio escrito, mientras que el número de establecimientos comerciales, se ha reducido actualmente a 2.000, sin contar las franquicias, ni los puntos de venta de origen asiático, limitándose hoy en día la cifra de ocupación a unos 3.500-4.000 empleos.

Es de reseñar que, si bien las grandes superficies generaron empleo, el balance, no obstante, ha sido muy negativo para el comercio tradicional, que a la par, se ha visto sacudido, como el resto de la sociedad, con la crisis de la construcción, la crisis financiera, y en definitiva, crisis global, algo muy delicado y difícil de superar, exigiendo por nuestra parte un denodado esfuerzo y trabajo.

Merece un especial recuerdo, como contrapartida a la crisis padecida con la sobreimplantación de las grandes superficies en nuestra ciudad, la manifestación que desde esta Federación se convocó y que, en un gran alarde de unión y participación, congregó a 6.000 manifestantes del pequeño comercio coruñés en noviembre de 2010 para mostrar nuestro descontento por la cantidad de grandes superficies comerciales que se dejaron instalar en la ciudad y que asfixiaban „y aún siguen haciéndolo„ a nuestro comercio de cercanía.

Actual y afortunadamente, se percibe un ligero repunte del consumo debido a la pérdida de miedo del consumidor que tenía poder adquisitivo, antes y ahora, si bien decisiones como la reciente designación

de la ciudad como Zona de Gran Afluencia Turística „ZGAT„ se ha acogido en gran parte del sector del comercio minorista no solo con gran tibieza, sino con auténtica preocupación, al considerar suficientes los días y horarios de aperturas ya en vigor y resultar difícil competir en costes con otro tipo de superficies.

Desde hace seis años A Coruña está teniendo una gran transformación sobre todo orientada a la promoción del turismo, en lo que gratamente influyó la proclamación de la Torre de Hércules como Patrimonio de la Humanidad, la afluencia de cruceros, el turismo de congresos, la construcción del puerto exterior? que a mi entender constituyen para la ciudad los catalizadores más importantes para el consumo, que merecen el máximo apoyo de nuestras instituciones municipales y provinciales, al igual que la necesidad de acabar, a través de las correspondientes ordenanzas de urbanismo con el "feísmo" de las calles desiertas, que permanecen sin ocupación comercial, dotándolas de una regeneración y posible destino a garajes o viviendas.

Como reto para nuestro comercio lo primero y fundamental es dar auge y promoción al turismo general (deportivo, cultural, de congresos, terminación del puerto exterior, llegada del AVE, aunque eso implique un 40% menos de pasajeros en avión) pues del tejido industrial poco podemos esperar, al ser los costos de fabricación mucho más altos que en otros países. Debemos apostar, sin duda, por las nuevas tecnologías.