La Roja fue precisamente el verdugo de Portugal en el último Mundial, en 2010, cuando un gol de David Villa -ausente en esta edición por una lesión que lo ha dejado en el dique seco durante varios meses- acabó con sus esperanzas de superar los octavos de final.

El tanto del delantero del Barcelona dejó muy "tocado" el ánimo del combinado nacional luso, y una de las imágenes del partido fue sin duda la de Cristiano Ronaldo, cuando al ser interrogado por los periodistas sobre los motivos de la derrota se limitó a contestar con un lacónico "pregunten a Queiroz", seleccionador entonces.

El conjunto de las "quinas" se tomó una pequeña revancha en un amistoso disputado cinco meses después, en noviembre de 2010, cuando pasó por encima de una irreconocible España para acabar ganando por un abultado 4-0. Aquel amistoso, y la derrota ante Argentina en el Mundial, sembraron la incertidumbre sobre la motivación de la selección tras haberse proclamado campeona en Sudáfrica.

No obstante, Portugal aparece en el horizonte de la historia como una de las selecciones que protagonizó una de las recientes decepciones de España en la Eurocopa. Ocurrió en 2004, cuando España se quedó apeada de la primera fase en un grupo que compartía con Rusia, Grecia y los lusos.

La selección derrotó a Rusia en su estreno, pero no pasó del empate a uno con los helenos y perdió 1-0 con Portugal (gol de Nuno Gomes). Portugal acabaría perdiendo aquella final contra Grecia, una de las mayores sorpresas en el fútbol europeo moderno.

Aquella selección portuguesa estaba integrada por un joven Cristiano Ronaldo y liderada por dos de los mejores futbolistas lusos de todos los tiempos, Figo y Rui Costa. El brasileño Scolari consiguió desatar la euforia en el país.

La selección española, dirigida por Iñaki Sáez, fue de más a menos en el torneo. Tras el mismo, Luis Aragonés agarró los mandos de La Roja, en cuya primera gran competición fue apeada en octavos de final, precisamente por la Francia de Zidane (3-1 en Hannover).