A los más grandes, como a los más pequeños y a los humanos también, les afecta el parte meteorológico; si es bueno, pueden salir, si es malo, como el de ayer, hay que volver y esperar a que la niebla se disipe. La regata de veleros Tall Ships Races que tenía prevista su salida para ayer a las cuatro de la tarde tuvo que posponerse hasta algún momento entre las cinco y las siete de esta tarde. Los grandes veleros partieron por la mañana y fondearon en Ares; los más pequeños salieron para la cita obligada del desfile pero, poco tiempo después, volvieron al abrigo del puerto.

La carrera, en la que no importa ganar, ya que no hay premio, sino llegar a la meta, saldrá esta tarde. La línea de formación se establecerá a quince millas de tierra, en mar abierto. Se acaban así cuatro días de estancia de más de 4.000 marineros en la ciudad, de uniformes blancos salpicados por las calles, del ir y venir de jóvenes con camisetas amarillas por las instalaciones del puerto. Eran unos 150 y, durante estos cuatro días, trabajaron como enlaces de los barcos en tierra. Una labor que fue remunerada ayer con una medalla casi olímpica que, sin embargo, no era ni de oro ni de plata ni de bronce.

El alcalde, Carlos Negreira, aseguró ayer que los grandes veleros de la Tall Ships Races habían congregado a más de un millón de espectadores. "Ha habido picos durante el fin de semana de 36.000 y 40.000 personas", comentó ayer el regidor municipal, que acompañó a algunos de los barcos con las velas desplegadas en su salida de la ciudad y se despidió, con la mano desde la embarcación que le llevaba.

Los que tuvieron que volver a puerto, los que no pudieron seguir su travesía con destino a Dublín, se convirtieron en el mejor pasatiempo de los espectadores rezagados que, desde el muelle y tropezando con los encargados de desmontar los que han sido los mimbres exteriores de la Tall Ships Races, los puestos de algodón de azúcar, los de gominolas, camisetas y refrigerios, avistaban las embarcaciones y tomaban sus últimas instantáneas del evento.

El BNG preguntará al Gobierno local cuál ha sido el coste real de los cuatro días de estancia de la Tall Ships Races, que trajo a la ciudad a 47 grandes veleros de 18 nacionalidades y a más de 4.000 tripulantes. El partido de la oposición calcula que el Ayuntamiento financió con más de 400.000 euros la regata y que la Diputación aportó 80.000 euros para que los barcos hiciesen escala en la ciudad. Los nacionalistas preguntarán también por los patrocinios y las contribuciones de otras administraciones, porque cree que es un "dispendio" en tiempos de crisis y de recortes sociales. El BNG preguntará también si se ha recuperado la inversión realizada.

El presidente de los hoteleros coruñeses, Francisco Canabal, aseguró ayer a Radio Coruña, que los negocios de hospedaje estuvieron al 100% este fin de semana, tanto que algunos clientes tuvieron que ir hasta los concellos cercanos para encontrar una cama disponible.