Una República Checa que jugó 35 minutos con superioridad numérica proporcionó una de las grandes sorpresas de los octavos de final tras imponerse (0-2) a una errática selección de Países Bajos, que perdonó en exceso y no superó la expulsión de Matthijs de Ligt en el minuto 55.

Los checos esperaron con paciencia y orden táctico para sentenciar, con unos entonados Holes —marcó un gol y dio una asistencia— y Schick, que lleva cuatro goles en la Eurocopa. Los de Silhavý se medirán en cuartos a Dinamarca el próximo sábado.

Los de Frank de Boer salieron muy entonados y arrinconaron en los primeros minutos a los checos, a los que les ardía el balón en las botas. Los neerlandeses controlaron pronto la posesión, con Wijnaldum y Dumfries causando muchos problemas a la defensa checa, que consiguió resistir.