Pilar Mera

A Coruña

Después de años recorriendo el mundo con sus platos, a veces con las giras de Public Enemy y otras con su show en solitario, Dj Lord vino a dar a Galicia, donde el sábado pinchó en una fiesta en Arteixo. Su siguiente parada será Barcelona, pero confía en volver a A Coruña para disfrutar de nuevo del marisco, el fútbol y la "buena gente".

-¿Es la primera vez que visita Galicia?

-Sí, ¡pero no será la última! El sábado pinché en Arteixo, y me gustó mucho. Y he tenido la suerte de conocer a gente estupenda que se ha portado como una familia y me han llevado a comer percebes y pulpo, que está buenísimo, e incluso a ver al Dépor, aunque el partido no fue muy bueno...

-Dicen en internet que es uno de los mejores dj´s del mundo. ¿Merece el calificativo?

-Yo sólo hago mi música, y la haría igual, en mi habitación, aunque no ganase dinero con ello, porque lo llevo dentro. Una cosa es ser famoso y que la gente te conozca, compre tus CD y vaya a tus conciertos, y otra, ganarse el respeto del público. Y eso sólo se consigue con sinceridad y autenticidad, eso es lo que importa.

-Verlo pinchando es un auténtico espectáculo de habilidad. ¿Requiere mucha práctica?

-Sí, claro. Hace 14 años que empecé, y aún tengo mucho que aprender. Además, ahora quiero empezar a producir mis propios sonidos, no sólo a mezclarlos y scratchearlos.

-Hace 20 años, Public Enemy popularizó el hip hop en todo el mundo, con mensajes de denuncia política y social. ¿Qué le parece el hip hop que más se vende ahora, el de los cochazos, los diamantes y las chicas guapas?

-El hip hop está pasando una mala racha, necesita un cambio, porque todo el mundo hace lo mismo, todos siguen la misma fórmula: la chica, el coche, la pistola, la fiesta... Y lo peor es que todo eso es una ilusión, no es real. Por ejemplo, para grabar esos videoclips, los rappers alquilan los diamantes, las bailarinas, los coches y las mansiones, lo alquilan todo por horas. Y cuando acaban de grabar, se quedan sin nada, porque la mayoría de los grupos de hip hop en Estados Unidos no tienen mucho dinero, al contrario de lo que pudiera parecer. Pero cuando la gente ve el vídeo, todos quieren ser un rapper y tener una pistola para ser malísimo, ligarse a todas esas chicas y ser el más guay. Y eso no es real, es una ilusión que no sirve para nada, sólo es música. Por el contrario, las bandas de la vieja escuela, las que comenzaron con el hip hop... eran todas

diferentes.

-¿Falta conciencia política en los grupos estadounidenses?

-La mayoría de las bandas de hip hop sólo hablan de fiesta y, hombre, eso está bien, pero están perdiendo la oportunidad de denunciar muchas otras cosas. Podrían hablar de miles de problemas que hay en el mundo, y no dicen nada. Public Enemy, por ejemplo, siempre ha sido la voz del pueblo, desde que empezó, y por eso es respetado y tiene éxito en todo el mundo, aunque también nos da algún que otro problema, pues hemos sufrido amenazas de bomba en varios conciertos.

-¿Cómo trata la Administración Bush a los grupos críticos con su política?

-Pues sabemos, por ejemplo, que estamos en una especie de lista negra que hemos sido vigilados y estamos fichados por el FBI o la CIA, simplemente por ver las cosas desde el otro lado y sin escondernos. El Gobierno dice que las cosas son de una manera, y nosotros le damos la vuelta a esa perspectiva, y nos preguntamos por qué el pueblo no puede tener el poder, por qué no podemos saber lo que pasa en Irak, por qué tenemos que tener miedo de todo cuando vemos las noticias. Lo único que hacemos es ver las cosas por nosotros mismos.

-Otra de las constantes de Public Enemy es la lucha contra la discriminación racial. ¿Es el hip hop una música de

negros?

-En efecto, el hip hop nació en la sociedad negra, ese es su origen. Pero ahora mismo hay hip hop, y del bueno, en todo el mundo. Porque hay que decir que no todo el hip hop huele a dinero, sino que hay muchos grupos que lo hacen de miedo. Además, Estados Unidos no es la tierra del rap, eso es falso, hay rappers auténticos por todo el mundo. Y es que el hip hop es una cultura, que ha conseguido unir a todas las razas, a todos los pueblos.