Isabel Bugallal

A Coruña

Es mala suerte ser candidato al Oscar y encontrarte con que uno de tus contrincantes es nada menos que Buñuel. Eso es lo que le pasó a Jaime de Armiñán en 1972 con Mi querida señorita, que competía con El discreto encanto de la burguesía ese año en Hollywood. Buñuel se impuso y consiguió que la suya fuese la mejor película extranjera, pero no pudo evitar que Armiñán diese a conocer su filme en tierras norteamericanas. Fue así como algunas escenas y paisajes de Galicia cruzaron el Atlántico y se difundieron en Estados Unidos.

De Armiñán rodó en 1971 en Tui, Baiona y Vigo Mi querida señorita, con José Luis López Vázquez en el papel de Adela Castro, una solterona provinciana que no tiene clara su sexualidad y al final acaba por operarse para convertirse en el hombre que realmente es, pero tampoco queda satisfecha con el cambio.

El argumento y el guión de la película era del propio Jaime de Armiñán y de José Luis Borau, a quien algún crítico en su día atribuyó también buena parte de la dirección. Otros concluyeron que era un trabajo de doble autoría.

López Vázquez, agobiado por tener que hacer doble papel, advirtió que pondría la cara y el plano medio, pero que, después de varias horas de maquillaje quedaba agotado y necesitaba una señora para los planes generales.

Una parte de los exteriores de ¡Jo, papá! fue rodada en Vigo, a donde el protagonista, Enrique Seoane (Antonio Ferrandis)

-otra vez apellido gallego- lleva a su familia para revivir la Guerra Civil desde el bando de los vencedores. Allí, su hija (Ana Belén), en quien se vuelca para paliar el hastío de su matrimonio, se enamora de un locutor de radio, Carlos (José María Flotats).

La película sufrió los embates de la censura franquista y Armiñán tuvo que reescribirla un par de veces. Franco se murió cuando estaba a mitad de rodaje, y la película quedó un tanto descafeinada, a decir de algunos. Armiñán volvió a Vigo tres años después para rodar Al servicio de la mujer española, con Adolfo Marsillach y Masulina Ross, en la que de nuevo el realizador plantea la cuestión del sexo y la educación castradora de la posguerra, en una Galicia que le sirvió de marco también para

La hora bruja.

A Lanzada, cabo Silleiro, Canido y Samil, además de Vigo, fueron los escenarios gallegos de Al servicio de la mujer española, mientras que La hora bruja -una película itinerante que narra la historia de un mago- fue rodada íntegramente en Galicia: Mondariz, As Pías, Fornelos de Montes, A Guarda, Baiona, Tui, Rande, cabo Silleiro,

A Ramallosa...

Francisco Rabal encabeza el reparto, en el que también están Victoria Abril, Sancho Gracia, Asunción Balaguer y Concha Velasco, que obtuvo por su papel de Esmeralda una Espiga del Festival de Valladolid en 1986.

Uno de los mejores testimonios de ese rodaje es de Paco Rabal: "...y venga pescado fresco, venga patatas estupendas, de un lado para otro con Leoncio, taxista de Mondariz contratado para la película. Tenía una mujer bella y trabajadora, una hija concejala y comunista y él era un taxista requerido y eficaz. Recuerdo que una noche que rodábamos al amanecer y me lo llevé a la noche de Vigo, se las arregló para traerme justo a la hora bruja para alivio de Armiñán y de Escamilla", el jefe de fotografía.

"De mis doce películas -decía entonces Jaime de Armiñán-, cuatro están entera o parcialmente rodadas en Galicia (...) porque es un país maravilloso (...) porque su luz es inconfundible, porque a mí me gusta el mar bravo que salta y no se remansa, porque también me gusta la lluvia y su sol y sobre todo me gustan sus gentes...."