Cualquier negocio que funcione por internet presenta ciertas dificultades a la hora de controlarlo y fiscalizarlo. Pero si además ese negocio mueve cientos de millones de euros, se basa en una actividad fuertemente restringida por las Administraciones debido a sus riesgos sociosanitarios y opera para miles de usuarios procedentes de decenas de países con diferentes legislaciones y costumbres, la cosa se complica mucho más.

Ese es el patrón del juego online, la última moda de internet que en los últimos años ha multiplicado sus cifras en España: si en 2005 facturó 255 millones de euros sólo con las apuestas, el año pasado ya movió 650 y para 2008 se prevé superar los mil millones de euros. Son datos de la Aedapi, la Asociación Español de Apostadores por internet, uno de tantos colectivos que están floreciendo con el fenómeno. La Aedapi contó en 2007 a 130.000 apostadores online en España (un 47% más que en 2006), que sumados a los jugadores de póquer por internet suponen más de 250.000 personas, la mayoría hombres jóvenes, que el año pasado se jugaron algún dinero por internet. Entre ellos, muchos gallegos: en Betfair.com, una de las casas de apuestas online más antiguas y reputadas, el 18% de los jugadores registrados son de Galicia, la quinta comunidad con más apostadores por detrás de Valencia, Cataluña, Andalucía o Madrid. En portales de póquer como el dirigido por el famoso clan de Los Pelayos, el porcentaje baja al 3%.

Desde la apuesta más simple en la que se decide quién ganará, por ejemplo, el derby Barça-Madrid, hasta las combinaciones más surrealistas como acertar de qué raza será el jugador que marque el segundo gol o su número de dorsal. En el caso del póquer, el deporte rey en el mundo del juego online -sobre todo su variante Texas Hold´em-, un trébol o una pica pueden decidir quién gana una mano de cientos de euros, o un torneo de miles. Y es que aunque para la mayoría de los jugadores se trata de una afición o como mucho una manera de sacarse un sobresueldo, hay quien ha hecho del juego en la Red su profesión, la manera de pagar las facturas... o de arruinarse.

El riesgo de que la ludopatía se extienda por el ciberespacio y, sobre todo, que llegue a personas cada vez más jóvenes es una de las principales razones para no autorizar el juego por internet. En España, no hay ninguna ley que lo autorice, por lo que se puede considerar un negocio ilegal, pero tampoco hay normas que lo prohíban. Así, todas las páginas de apuestas y casinos que funcionan expresamente para España son de empresas dadas de alta en países como Reino Unido, Malta o las Islas Vírgenes, donde sí es completamente legal alojar los servidores del juego. Consciente de lo insostenible de la situación, el Gobierno comenzó al final de la pasada legislatura los debates y contactos para decidir cómo regular el sector, teniendo en cuenta dos posibilidades extremas: por una parte, el modelo de EEUU -que el año pasado declaró la guerra al ciberjuego, cerrando todas las webs, bloqueando las transferencias bancarias e incluso deteniendo a los responsables de los portales- y por la otra, el de Reino Unido, donde las casas de apuestas están por todas partes y se puede apostar absolutamente por todo desde hace años.

Legal o no, el boom del juego frente a la pantalla ha revolucionado al sector tradicional, que intenta como puede adaptarse a las novedades. En los dos últimos años, el Estado -el "monopolio del juego", como le llaman los jugadores de la Red- ha inventado casi una decena de nuevos sorteos para atraer a usuarios cada vez más jóvenes; y los dos casinos gallegos comienzan a organizar torneos y ligas de póquer para hacer frente a la competencia de los casinos portugueses.

En el mundo del póquer por internet, también hay gallegos que destacan. Juan Maceiras (arriba izda.), además de ser alcalde de Miño, es uno de los mejores jugadores online de España, como su hija May Maceiras, que se dedica de forma profesional a ello. Iago López (tercero, arriba), Carlos López (primero, abajo), Pablo Rúa (segundo) y Ángel Botana (tercero) también han jugado torneos internacionales.