-¡Por los clavos de Cristo!, ¿y qué va a hacer usted ahora?

-Disfrutar, aunque más de lo que disfruté con el fútbol no creo que disfrute en la vida de jubilado. Seré comentarista en alguna tertulia; no es un adiós definitivo.

-¿La radio es su vida?

-Más que mi vida es mi pasión: tuve la fortuna de trabajar en el mejor medio y en mi ciudad.

-¿Cómo fue el principio?

-En un equipo de chavales en los Salesianos; después, en la calle con Manolete, Loliño, los Cedillo... Era lo que había y todos los domingos íbamos al fútbol modesto. Estaba allí Rodrigo García Vizoso, que aún vive, tiene 98 años, lo ha sido todo en el Deportivo y me enseñó lo que es el fútbol. Después colaboré en la Hoja del Lunes y en el semanario Riazor. Luego, con Vituco (Leirachá) en La Voz de Galicia y en la Ser, hace más de treinta años, y en el año 1986 me hicieron jefe de deportes.

-¿Y en Aniceto?

-En Aniceto y en la Renault. Cuando estaba en Aniceto ya colaboraba con la Hoja del Lunes.

-Ha seguido al Deportivo 30 años a todos los partidos y los ha radiado todos hasta el último.

-Sí, el último en casa, porque ya llevo cuatro años sin viajar debido a un operación en el pie, así que sólo hago los de casa. Son más de mil partidos oficiales, sin contar el trofeo Teresa Herrrera. Empezé a radiarlos antes de que Lendoiro fuese presidente y viniera la etapa buena del Deportivo. O sea que son muchísimos partidos por temporada con los de Liga y Copa, y no me perdí ninguno, ni por baja ni por nada en 17 años.

-¿Por qué no viajaba al extranjero con el Dépor?

-Alguien tenía que quedarse aquí, y era una forma de premiar al que nunca viajaba por España. Y a parte, que a mí el extranjero... como no hablo idiomas, que bastante hago con el castellano y el gallego... Fundamentalmente hablo en castellano porque mi madre no habla gallego... Eran tiempos malos aquellos y no se lo enseñaron en la escuela; después vino la Guerra y se acabó el gallego.

-Menciona a menudo a su madre en sus crónicas.

-Claro, es que vivo con ella y le debo todo, le doy mucho trabajo.

-¿Sigue los partidos

-Mi madre sigue los partidos con mucha pasión. Sé que pone la estampa de la Virgen con su velita para que gane el Deportivo.

-¿Más que retransmitir un partido usted los comenta como si estuviese viéndolo en un bar?

-Yo los veo como un aficionado, porque un periodista tiene que ser lo más objetivo posible. Lo que pasa es que cuando se radia para los tuyos -porque eran para la afición blanquiazul y si fuera para toda España hay que ser más ecuánime-, no quiere decir que mintiera, pero sí me desbordaba la pasión y lo hago como lo haría una persona en el graderío: ¡pero qué hace ese, pero el árbitro tal, por los clavos de Cristo! El fútbol, quieras o no, es pasional. Es verdad que cuando comencé era un fútbol romántico y el de ahora es un fútbol más materialista, hay muchos intereses. Me gustaba más el de antes, tenía más dignidad. Hoy mucho besar el escudo, pero debajo del escudo va la cartera.

-¿No soltaba tacos?

-A lo mejor coño, una falta de educación pero no un taco.

-¿Crucifica a los árbitros?

-Menos bonitos, los llamé de todo. Los respeto como personas pero por regla general tienen un nivel muy bajo. Son algo sibilinos y ¡qué casualidad! que siempre se equivocan a favor de los grandes. Al Deportivo tampoco le arbitraron mal cuando estaba codeándose con toda la aristocracia del fútbol español en la década prodigiosa del Superdépor.

-¿Y las tres ces?

-Es una frase de Luis Aragonés. Hace años le preguntaron por la táctica y dijo lo de las tres ces: cabeza, corazón y cojones.

-¿Y usted la hizo suya?

-Es fundamental en el fútbol.

-¿Y carota, carota, carota?

-Algunos tienen más caras que un escaparate con muñecas.

-¿Se repite más que el guiso?

-Puede ser otra de las frases.

-Tuvo que elegir entre prensa y radio y optó por la Ser.

-La Voz era el león, pero yo en La Voz era la colita del león. Esto era un ratón, pero yo era la cabeza. Aquí me han tratado fenomenal. Si volviera a nacer no haría algunas cosas. Lo que más valoro es lo que no se compra con dinero: el amor y la amistad, y lo que más denigro es la mentira y la envidia. Si Dios me diera otra vida, no sería tan pijo como en la primera.

-¿Por qué pijo?

-Es una manera de decir que cometes equivocaciones que con la experiencia no repetirías.

-¿Qué Dépor deja?

-Un Dépor maravilloso pero con una deuda tremenda. Fue el pago de todo lo acontecido. Parece que sólo el Deportivo tiene deuda, pero es una burrada lo que deben los clubes. Si se queda en primera, hay viabilidad para varios años porque han rebajado sueldos y contenido el gasto. Ya no se puede empeñar porque ya no le fían. Volver a aquella década prodigiosa, ni soñando.

-¿La época de Bebeto?

-La época de Bebeto, la del penalti de Djukic es algo sin parangón. Vivimos unos años de verdadera grandeza.

-¿Los últimos fichajes?

-Creo que acertaron, aunque Omar Bravo es más un jugador acompañante que de referencia.

-¿Mucho tongo y maletín?

-Sí, siempre los hubo. Conozco a gente que cobró alguna prima. Siempre hubo muchos intereses creados. Al convertir los clubes en sociedades anónimas, los presidentes se han hecho dueños y hacen y deshacen a su capricho.