La tan nombrada coyuntura económica internacional puede resultar rentable para Galicia, o al menos, para su sector minero. Y es que la subida del precio del petróleo y el boom económico de países como China, India o Brasil han revalorizado el mercado de las materias primas y en especial, el de los metales. Así, en su búsqueda de nuevos yacimientos metálicos por todo el mundo, las multinacionales de la minería -la mayoría de ellas de Canadá, Australia y África, zonas con gran tradición minera- han dado con Galicia, cuyo subsuelo es rico en esos minerales. Hace dos semanas, la canadiense Kinbauri se hizo con el 100% de los derechos para extraer oro en Corcoesto (Cabana), un proyecto que había comenzado Río Narcea en 2005. Desde entonces se han hecho en varias parcelas del municipio coruñés más de 300 prospecciones que apuntan a que esas tierras albergan varios filones de oro, unas 500.000 onzas que hoy se venderían al mercado por casi 300 millones de euros. Pero para eso habrá que esperar hasta 2010, cuando la firma haya concluido las últimas investigaciones, el plan de rentabilidad del proyecto, la búsqueda de inversores y los trámites y licencias pertinentes con la Xunta.

Otra empresa extranjera, la irlandesa Ormonde, continúa con sus prospecciones también en busca de vetas auríferas en la zona de Caldas de Reis. Ya han encontrado zonas con indicios de buenos niveles de oro y de alta ley, aunque el proyecto Tracia no está tan avanzado como el de Kinbauri en Corcoesto.

Además del oro, en Galicia también hay yacimientos de otros minerales que cada vez se usan más, como la andalucita, empleada como aislante térmico. La británica Picobello pretende abrir varias minas en la zona de Eume y As Pontes, pero se ha topado con la fuerte oposición de los ecologistas que denuncian que la explotación estaría demasiado cerca de las Fragas do Eume, algo parecido a lo que pasa con el proyecto de abrir minas de cuarzo en A Terra Chá.

El cobre que en su día se extrajo de Touro, en la mina de Arinteiro, es otro de los yacimientos a los que han echado el ojo las grandes empresas mineras, así como el plomo de Pedrafita.

Con todo, no sólo las empresas extranjeras vienen en busca de minería metálica. Un grupo de inversores gallegos han creado el grupo Incremento para reabrir la valiosa mina de San Finx, en Lousame. De hecho, ya han comenzado los trabajos de rehabilitación de galerías y maquinaria y se prevé que "en unos meses" pueda volver a salir wolframio y estaño de Lousame, como el que se llevaban los nazis por toneladas durante la II Guerra Mundial.