El robo de los cables de cobre almacenados en las obras de construcción siempre ha sido un clásico entre los delitos menores. Pero en los últimos meses se ha extendido esta práctica, no sólo en las obras gallegas, sino en toda España. La explicación de este fenómeno es la misma que la del

boom de la minería metálica que también ha llegado a Galicia: el precio del cobre, y muchos otros metales como el zinc, el oro, la plata, el níquel o el estaño se ha multiplicado en los dos últimos años como consecuencia del crecimiento económico de países emergentes como China, India o Brasil, cuyo consumo aumenta más del 10% cada año. Esto es, una demanda ingente de materias primas a nivel internacional que, sumada a la búsqueda de alternativas comerciales e industriales ante la subida del petróleo, hace que el de los metales sea uno de los mercados más apetitosos, tanto como lo que fue tras la II Guerra Mundial.

"El precio de los metales se ha multiplicado por tres, por cinco y por nueve en los últimos meses", dice Javier Taboada, profesor de Recursos Naturales de la escuela de Minas en Vigo.

Rentabilidad

¿La consecuencia para el sector minero? "Que muchos yacimientos metálicos que antes no era rentable explotar o recuperar, ahora sí lo son", añade antes de poner algún ejemplo de explotaciones de níquel en Andalucía que amortizaron la inversión en tan sólo seis meses, cuando el periodo habitual, en la actualidad, son 10 ó 15 años. El auge de los metales también explica que sean grandes multinacionales, y no empresas locales, las que exploten los recursos metálicos, "igual que sucede con el petróleo".