Cantaor

Enrique Morente: "Me veo de viejo dando caramelos a los niños para malcriarlos"

"Con Garzón estoy en un punto de admiración siempre. Cuando empapeló a Pinochet fui a cantarle un fandango en privado"

Enrique Morente.

Enrique Morente. / javier albiñana

Ángeles Cáceres | Granada

-Su Homenaje Flamenco a Miguel Hernández, que ha llevado a varias ciudades a lo largo de su trayectoria profesional, salió ocho años antes de morir Franco: le echó usted muchas agallas.

-Salió en México antes que en España; con él me signifiqué, pero en la vida hay que tomar partido. Estando yo en un tablao de Madrid me eché amigos universitarios del Colegio Mayor San Juan Evangelista, y lo primero que me dieron los puñeteros fue un libro de Miguel. Lo conocí a través de ellos y tomé conciencia política.

-Porque de clase ya tenía.

-No te puedes quitar los sentimientos: yo vengo del mundo del currelo, y ahí se es como se es y no como se quiere.

-Y nacer en el Albaicín tiene que imprimir carácter, ¿cuántos hermanos tiene?

-No llevo la cuenta, 24 o 25 serán, cada día me salen dos o tres; y excelentes personas todos, ¿eh?

-Buen semental su padre.

-Le llamaban 'carajo de romana'.

-¿Y cómo era usted de niño?

-Pues a pesar de los golpes, que no fueron pocos porque eran tiempos duros, espabilé tarde.

-Pero acertado: cantaor largo, sabio como el que más y con alma en el arte. Tiene premios para parar un tren, ¿cuál de ellos le ha emocionado o ayudado?

-Todos. No puedo hacer de menos a ninguno después de que me lo dan a mí habiendo, a lo mejor, personas que lo merecían más.

-¿Qué piensa un granaíno como usted de la exhumación de los restos de García Lorca?

-Soy amigo de su familia y respeto lo que piensen, lo primero es la amistad. Pero yo pienso que con él, como con Shakespeare o Cervantes o Fleming, hay que saber dónde están sus huesos. Y los de los que estén allí, por muy desconocidos que sean, igual.

-O sea, que está de acuerdo con lo que hace el juez Garzón.

-Con Garzón estoy en un punto de admiración siempre. Cuando empapeló a Augusto Pinochet fui a cantarle un fandango en privado.

-Al carro de los honores a Miguel Hernández se han subido muchos. Casi es una marca.

-Cuando se celebró el año de Lorca pasó lo mismo, pero, mira: siempre es mejor hacerles cosas que quedarse parados.

-¿Aunque sean cosas por puro sentido de oportunismo?

-El trigo de la paja, los que sabemos, lo sabemos separar.

-¿Cómo se siente siendo padre de una grande como Estrella?

-Orgulloso: es una suerte que me ha dado la naturaleza. Tiene una voz de altísima calidad. Y es una gran hija y una gran mujer.

-Su mujer también es una gran artista y usted la retiró, dicen.

-Dicen mal: somos machistas por herencia musulmana, pero no tanto. Nos conocimos en el Café de Chinitas, la admiré desde el primer día porque es muy buena y nunca le pedí que dejara el baile. Pero nació Estrella, luego otra niña, el niño, y ella es una madre exagerada de entrega, sus hijos por delante de todo. Ahora pinta, y yo la animo a que haga una exposición con cante y baile; porque ella no ha dejado de bailar.

-Por cierto, usted ya es abuelo.

-Tengo dos nietos de Estrella, y digo yo que me irán llegando más.

-¿Los maleduca?

-La generación de ahora son grandes aparcadores, y la justificación es que los abuelos maleducamos; no se dan cuenta de que el amor nunca hace daño. Ni de que la mala educación está en la deshumanización.

-Tiene usted 66 años, ¿cómo se ve cuando sea muy viejo?

-Con un sombrero, una garrota y dando caramelos a todos los niños para malcriarlos.

-Y en la retirada, ni pensar.

-Me la he planteado muchísimas veces a todas las edades, cada vez que tenía un fracaso. Pero mientras me quede un poco de voz, ¿para qué me voy a retirar?

-Voz y corazón. Porque lo conserva igual que a los veinte años.

-Con un poco más de guisqui.

-¿Tiene arreglo el mundo?

- Como no lo arreglen los niños, que son lo único inocente y limpio del planeta? Lo intentaron Napoleón, Hitler, Mussolini, Franco, y mira la que armaron. Los otros, los mejor intencionados, han perdido demasiado.

-Enrique Morente, ¿qué es para usted la amistad?

-Una herramienta imprescindible para andar por la vida.

-Despídase con un mensaje.

-Que tenemos que aprender a convivir. Que la inmigración es imprescindible, aunque sólo fuera para reparar tantos siglos de injusticia. Y que hay que tener conciencia, y ponerse de la parte que se tiene uno que poner.

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