Cendón: "Volveré al trabajo lo antes posible y si pudiera, mañana mismo"

El fotógrafo gallego José Cendón tiene ganas de volver a trabajar y, además, de forma inmediata. Los 40 días que permaneció secuestrado en las cuevas de Somalia, junto al periodista británico Colin Freeman, no bastan para que quiera tomarse un descanso. Seguirá trabajando en la zona y viviendo en Etiopía, aunque antes se tomará un respiro para que en casa comprueben "que todavía estoy de una pieza". "Me iré para España un par de semanas, pero luego vuelvo al tajo lo antes posible. Si pudiera, volvería mañana", aseguraba ayer.

Ayer mismo, un día después de su liberación, declaró estar bien "mental y físicamente" y definió el trato recibido de los secuestradores como "razonablemente bueno". A este respecto, Cendón reconoció que en el algún momento los secuestradores les amenazaron con matarlos, pero restó importancia a las amenazas que recibieron, que no se tomó "muy en serio". De todos modos, señaló que acabaron conociéndose "entre todos" , ya que él y Freeman intentaron relacionarse con los secuestradores "para que les resultara más complicado" amenazarlos. En cuanto a si hubo un pago de rescate, declaró no saber nada y emplazó a hacerle esa pregunta al Gobierno o al Daily Telegraph.

Por otra parte, los padres de Cendón tendrán que esperar aproximadamente una semana para volver a ver su hijo en tierras gallegas. Mientras, su hermana, Julia, ya está en Nairobi para acompañarlo. Por el momento continúan en casa del embajador español, pero en unos días viajarán a la casa del fotógrafo en Etiopía para recoger algunas pertenencias y volver Galicia, donde no permanecerá "más de dos semanas y media", indicó su hermana.

Julia vio a su hermano "fenomenal" y admitió que "no esperaba verlo de otra manera, exactamente igual que siempre". El encuentro entre ambos se produjo cuando su hermana entró a despertar a José, que dormía en la habitación ya que, como explica Julia, "está agotado".

Así, su hermana relata que las señales físicas del cautiverio se reflejan en la pérdida de peso del fotógrafo, que bajó "un par de kilos" y en los pies, que tiene "llenos de heridas y ampollas," indicó. "No tuvieron la dignidad de darles unas chanclas", explicó, por lo que tanto Freeman como Cendón tuvieron que moverse descalzos por las cuevas en las que estuvieron ocultos desde el 26 de noviembre. Para matar el tiempo, los secuestrados se fabricaron varios juegos, entre ellos un ajedrez. En los próximos días, Julia viajará a Etiopía, tras comprarle ropa a José, al que dejaron sin nada, para pasar unos días en la casa de su hermano, tal y como le pidió "para una vez" que viene. Y después de visitar a sus padres, el fotógrafo volverá a trabajar, ya que quiere "ganarse el pan" y "ahorrar" para el futuro.

La llamada que José Cendón y Colin Freeman habían esperado "desesperadamente" durante sus 38 días de cautiverio en las montañas somalíes llegó el sábado a las 13.30 horas, minutos después de la comida. Así empezó la liberación, según relata el periodista británico en el Daily Telegraph, el diario para el que realizaba un reportaje sobre la piratería en Somalia cuando fue secuestrado. Esta última llamada que recibieron "parecía diferente", por lo que ambos secuestrados intercambiaron "miradas de esperanzas", aunque Freeman señala que no era la primera vez que pensaban que el cautiverio había llegado a su fin. Por eso, cuando cogió el auricular pensó: "Esta vez deja que pase. No puedo enfrentar otro mes más en este agujero del infierno". A la mañana siguiente, la banda se puso en movimiento y llevó a Cendón y a Freeman junto a un grupo de ancianos, líderes tribales que actuaron de intermediarios en la liberación. Tres horas después estaban despegando del aeropuerto de Bossaso y eran "finalmente libres".