Pintor
Luis Fega: "Crear espacios de misterio es mucho mejor que apostar por la certeza"
"Pinto sobre el suelo y no controlo el gesto, lo cual es agotador. A veces llego a perder cinco o seis kilos. Con los años empiezas a echar de menos la pintura de caballete"

Luis Fega, ayer, en la galería Teresa Taxes. / víctor echave
Isabel Bugallal | A Coruña
-¿Casi gallego, casi asturiano?
-Cuando hablo me preguntan si soy gallego. Soy de Vegadeo y allí se habla gallego. Después de treinta años en Madrid, todavía tengo acento. Además, en Madrid me relaciono con pintores gallegos como Antón Lamazares o Antón Patiño.
-¿Por qué en 1976 hizo su primera exposición en Santiago?
-Viví allí y tuve un grupo de artistas gallegos en el que estaban Paco Leiro, Kukas, Méndez o César Monroy (ya fallecido), un pintor muy inquieto. Habían trasladado a mi padre a Santiago y yo debía hacer allí Medicina pero no me trasladaron a tiempo la matrícula y me metí en la Escuela de Artes y Oficios y en Filosofía y Letras, aunque pronto decidí que lo que quería era dedicarme a la pintura, y a partir de entonces pinté todos los días. En resumidas cuentas, empecé a pintar en Galicia, mis contactos culturales están aquí y mucha gente me tiene por un pintor gallego.
-Grafías del olvido, ha titulado esta exposición, ¿por qué?
-Me gustó, es un título poético, que ya lo utilicé antes, aunque esta exposición no es una serie. En pintura me gusta no saber, lo que hay que decir se dice con la pintura. Es un hecho estético más que narrativo. El lenguaje de la pintura habla por sí mismo a través de formas y colores. Grafías del olvido trata de aflorar el inconsciente, expresar lo que hay dentro, lo irracional. Siempre me atrajo la escritura automática de los surrealistas, y el expresionismo abstracto americano -Rothko, Pollock, De Kooning...- y el informalismo español.
-¿Heredero de El Paso?
-Yo valoro mucho el informalismo español. La gente está más pendiente de lo de fuera que de los pintores que tenemos en España. Me tengo por un seguidor de El Paso, y de Tàpies. Mi procedencia está acotada por la abstracción americana y por los pintores de El Paso. España nunca tuvo capacidad para exportar a sus artistas, quizá salvo con los miembros de El Paso, pero ni siquiera entre los cien artistas mejores del mundo figura Tàpies. Quizá sea culpa de todos. Somos un país de grandes artistas plásticos pero sin proyecto.
-¿Hay asomo de figuración en su última obra?
-Comparto dos mundos: una especie de abstracción orgánica, con referencia a formas naturales y una geometría gestual. Es una mezcla entre lo cerebral y lo emocional.
-¿Su pintura se ha vuelto más colorista?
-A los pintores españoles nos atribuyen el negro. Motherwell lo decía siempre, incluso aunque estuviese ante un cuadro que no tuviese el fondo negro a él se lo parecía. Hay un componente trágico en la pintura española. En vez de gamas entonadas soy un pintor de contrastes marcados, de emociones fuertes, y me siento bien en mis grafías negras. Pasé por distintas etapas abstractas: paisajes románticos, retratos muy dramatizados, colores tierra, pero el blanco y negro son una constante. Ahora estoy siendo más colorista, no sé si por mi estado anímico o por vivir en Castilla, hasta el punto de que utilizo colores puros como el rojo o el azul.
-¿Las grafías casi orientales?
-Tengo bastante que ver con el arte oriental, me atrae, pero lo mío no es caligrafía, negro sobre blanco sin retoque; yo, no; lo mío es pintura, no caligrafía, por eso modulo los colores.
-¿Hay ecos remotos de Dubuffet o de Saura en algunos de sus cuadros?
-Un crítico me dijo en una ocasión que yo le había quitado dramatismo al gesto. Y soy gestual, pero no dramático, como son Dubuffet, Saura, o Millares. No caigo en ese arte bruto, provocativo y de los locos de Dubuffet. En ese sentido, me considero más estético. No tengo nada en contra de la belleza, lo bello no tiene por qué ser negativo. A mí me gusta crear emociones, que haya empatía entre el cuadro y el observador. No busco el drama, aunque tiendo a un arte pasional, porque también hay pasiones bellas.
-¿Qué hay detrás de su pintura?
-Yo no sé lo que significa ni lo quiero saber. Baudrillard decía que hay un exceso de significados. El motor del arte, de la ciencia, del pensamiento es tratar de dar explicaciones a un universo que nos supera y del cual somos parte. Por eso me gusta que los cuadros conserven un halo de misterio. Crear espacios de misterio es mucho mejor que apostar por la certeza, por significados.
-Usted decía que reflexiona antes o después del cuadro, pero nunca mientras pinta.
-Cuando empiezo a pintar dejo que la mano se me vaya hasta que salga el cuadro. Un pintor debe dejar fluir su pintura.
-¿Rectifica?
-No suelo. En mi pintura es difícil. No controlo el gesto y eso es agotador. Con los años vas echando de menos la placidez del caballete. Yo pinto en el suelo y, a veces, cuando se aproxima una exposición, llego a perder cinco o seis kilos por la tensión y por no dormir.
- Este pueblo a media hora de A Coruña busca vecinos: ofrece trabajo y tiene las viviendas más baratas de la provincia
- Esta era la playa favorita de Jesús Vázquez durante su infancia: a media hora de A Coruña
- Activada para este domingo la alerta por lluvias en A Coruña y Lugo
- Así es el 'pueblo-burbuja' gallego: el paraíso de la desconexión y la tranquilidad a solo 90 minutos de A Coruña
- Estos son los pueblos más infravalorados de cada provincia de Galicia: poco conocidos, pero preciosos
- Una explotación de Rodeiro pierde sus 27 vacas fulminadas por un rayo
- La superviviente al rayo que mató 22 vacas: «Creo que las botas de goma me salvaron»
- El pueblo donde mejor se come de Galicia: un tesoro 'infravalorado' en plena Ribeira Sacra