Sobrevivir en el reino de las tinieblas
Particulares y empresarios de A Coruña, Ferrolterra y Ortegal echan mano del ingenio para salir adelante después de varios días sin contar con corriente eléctrica

Una vecina de la calle Sinagoga de A Coruña, ayer, afectada por los cortes de luz. / fran martínez
A. P. / C. V. | Santiago
En medio del apagón, un cable colgado por una ventana, y conectado a un generador portátil, se convirtió en un elemento vital. Y lo hizo porque era la única forma de mantener funcionando el sistema de respiración asistida que necesitaba una mujer en Cedeira. El viernes se fue la luz y ayer todavía no había vuelto. Por eso, el generador con el que funcionaba, como podía, la cafetería Praia Mar servía también para que una mujer del mismo edificio pudiera respirar. Para ello, tiraron un cable por la ventana hasta el motor.
El generador, de todos modos, no podía con la cafetera, y en el establecimiento se las arreglaban para calentar la leche en la cocina de butano. Pero éste era un privilegio que no muchos tenían. "La gente viene pidiendo que, por favor, les calientes un termo de leche. Esto es un caos", explica María del Carmen, la dueña. Los grupos electrógenos habilitados por Unión Fenosa funcionaron desde la noche del domingo hasta primera hora del lunes, cuando se estropearon.
Según Andrés, vecino de la localidad, la culpa la tuvieron los propios conciudadanos: "Hay que tener más cabeza. La gente enchufó estufas y de todo y así no aguantan las máquinas, a pesar de que hubo advertencias de que sólo se podía cocinar y encender la luz", explicó. El respiro de luz que tuvo Cedeira tampoco sirvió de mucho a los supermercados. Fina Pérez, encargada de Eroski, destacó que las pérdidas son "bastantes". Por la mañana, el negocio estaba cerrado. Los empleados repasaban los productos perdidos y los tiraban. Unión Fenosa informó al establecimiento de que la luz se repondría a lo largo del día de ayer, pero Fina lo tenía claro: hay que reclamar.
Por su parte, Purificación, vecina de Cedeira, no presentará reclamación porque no tuvo pérdidas. Sin embargo, consideró que Fenosa "se salvó" porque no funcionaban los teléfonos, y muchos no pudieron presentar quejas.
Los bares y restaurantes de la comarca de Ortegal y Ferrolterra -las más afectadas por el apagón, junto a de A Coruña como Bergondo- compartieron con los particulares el principal motivo de pérdida: los productos congelados, como los helados, como ocurrió en el restaurante Cantábrico, en Cariño.
Si en la zona de Ferrolterra abundaron los disgustos, la comarca de A Coruña tampoco se libró. Ni siquiera la propia ciudad, donde Ramón, vecino de la calle Sinagoga, debe usar una vela para comer y agradecer que una vecina les caliente la comida a él y a su madre Amparo, quien lamenta, de nuevo, que todo se haya estropeado: "Seis costilletas y una merluza".
Miguel, del restaurante San Isidro, en Bergondo, otra zona afectada, explicó que su negocio se libró porque ya hubo precedentes sin necesidad de temporal. "Como tuvimos problemas muchas veces y comprobamos que en Fenosa no entienden eso de ser serviciales y atentos con el público, compramos generadores", argumentó.
Claro que los vecinos de Fene ni siquiera pueden hacer eso porque, como alguien denunció, la gasolinera lleva tres días sin servicio. No obstante, Manolo -que insiste en lo ridículo de estar a 4 kilómetros en línea recta de Ferrol y no tener corriente- seguía ayer buscando un generador para tener una alternativa a la nada, ya que en su casa no hay ni traída y tienen que abastecerse con una bomba.
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