La autopista, convertida en ratonera

En otras carreteras gallegas, como la A-52 o la Autovía del Noroeste, hay cámaras de control que vigilan la intensidad del tráfico y un sistema de predicción meteorológica las 24 horas. Pero en la AP-9, pese a tratarse de una vía de pago, no. Las intensas heladas que cayeron en la noche del lunes 1 de diciembre al martes 2 convirtieron el firme en una trampa para los miles de conductores que circulan por la carretera cada mañana.

Dos accidentes múltiples. Y el caos. Hasta tres horas para llegar de A Coruña a Santiago, un trayecto que habitualmente baja de los 50 minutos. La tranquilidad no volvió a la autopista hasta las cinco de la tarde, diez horas después del primer siniestro. La situación se repitió un mes después, el pasado 20 de enero, esta vez por la nieve. De nuevo miles de conductores atrapados y quejas de los usuarios por el retraso en los operarios de mantenimiento.

Tracking Pixel Contents