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Los prodigiosos 100 años de Rodrigo

El legendario guardameta, entrenador y ojeador del Deportivo, aún da saltos y se mantiene con una dieta a base de callos, cocido con mucho tocino y postres con nata

Rodrigo García Vizoso posa, el pasado lunes, con una foto haciendo un saque de honor. / fran martínez

Rodrigo García Vizoso posa, el pasado lunes, con una foto haciendo un saque de honor. / fran martínez

Isabel Bugallal | A Coruña

Llovizna, pero él aparece tan campante, sin paraguas y a +cuerpo gentil. Camina ligero y su único abrigo es una boina. Como cada día, acude desde su casa al restaurante cercano donde almuerza desde que se quedó viudo hace dieciséis años.

Rodrigo García Vizoso cumplirá cien años el próximo 27 de febrero. El legendario guardameta y entrenador del Deportivo, y uno de los mejores ojeadores de talentos futbolísticos, se mantiene en plena forma y aún es capaz de dar saltos. Como cuando se agarra a los pasamanos en el restaurante y se eleva para salvar los dos escalones que dan acceso al comedor.

¿Alguna dieta milagrosa? No prueba el pescado, pero disfruta como un chaval ante un plato de callos como el que acaba de zamparse, o con un buen cocido generoso en tocino. El agua, muy fría, con hielo hasta el borde del vaso. Y el postre, con doble ración de nata y sirope. "Soy muy larpeiro, me gusta mucho el dulce. Me gusta todo, no soy de mal diente", reconoce Rodrigo, que se sienta para comer en una mesa bajo la fotografía en la que hace un saque de honor en el estadio de Riazor, en 2002.

-¡Ah!, ¿de modo que eres hija de José Luis Bugallal?, ¿aún vive?

La memoria de Rodrigo es prodigiosa. Marathón escribió algunas crónicas sobre las proezas de Rodrigo, que hizo historia en 1932 al conseguir que el Real Madrid quedase eliminado de la Copa de España frente al Deportivo. Le lanzaron en 76 ocasiones a gol y sólo le marcaron dos, uno de ellos de penalti. Salió a hombros y la prensa madrileña lo encumbró como "Rodrigo Díaz de A Coruña, el Cid Campeador gallego".

-¿Sigue cenando un chorizo y una manzana?

-Ahora, sólo la manzana.

-¿Una foto?

-¿Con esta cara?

-La que tiene, ¿o tiene otra en casa?

Rodrigo García Vizoso recuerda que ya son cien años. "Nací el 26 de febrero de 1909 en Fuente Luisa, que ahora se llama Argudín Bolívar, en el Orzán, y después vine a vivir a Orillamar", cuenta el antiguo portero deportivista, descubridor de Luis Suárez.

"Luisito Suárez es una historia mía", recalca su mentor. "Venía conmigo de pequeño al campo y entrenaba. Eran tres hermanos y la familia tenía una carnicería en Santo Tomás. Un día de muchísimo frió, después del entrenamiento, fuimos al bar Otero, y cuando le preguntaron qué iba a tomar respondió que ´un esparadrapo´, vino blanco con algo más, que era lo que tomaban sus hermanos mayores".

-¿Y Chacho?

-Era un fenómeno, jugaba muy bien. Los dos eran técnicos, muy fríos, pero Luisito jugaba como quería. También entrené a Otero, un gran chico.

-¿Y porteros, cuáles eran los que más le gustaban?

-Blasco, Catalán, los dos Izaguirre... el peor era yo.

Rodrigo García Vizoso nació en una familia de catorce hermanos. Era el penúltimo. Su madre era una cigarrera y su padre, carpintero. De niño saltaba las vallas del antiguo campo de Riazor para asistir a los partidos. En una ocasión, pagó su absentismo por ir al fútbol con la pérdida del trabajo en una cerrajería. Cualquier cosa, por no perderse al Deportivo, que se enfrentaba a un equipo extranjero. La carpintería familiar le sacaría del apuro.

Empezó a jugar de portero en el Racing de Orillamar, un equipo modesto. De ahí pasó al Olímpico y después, al Deportivo, donde jugó como portero titular entre 1928 y 1934. Ese año fue fichado por el Real Madrid como suplente del gran Zamora y después jugó en el Granada. Tras el dramático paréntesis de la Guerra Civil, Rodrigo compaginó su trabajo en la fábrica de Armas con su pasión por el fútbol aficionado, hasta que fue llamado de nuevo por el Deportivo cuando Antonio González era secretario del club para entrenar a jugadores juveniles y descubrir nuevos talentos del balompié. Con Rodrigo ganó el Deportivo el primer trofeo Teresa Herrera.

-¿Le va a hacer el Dépor un homenaje por sus cien años?

-¿Homenaje a mí? Si no soy nadie... Nadie me llamó. Tampoco me interesa. Igual me llaman para otro saque.

Hasta hace poco, a Rodrigo -que no usa gafas- se le podía ver caminando por el paseo marítimo con dos perros de su sobrina. "Ahora no me deja sacarlos, cree que me pueden tirar". Viendo la forma en que está el antiguo portero del Dépor y sabiendo del tamaño de los canes, cuesta un poco creerlo.

García Vizoso vive solo en su piso de Orillamar, hace la compra en una tienda de la calle de la Torre y no tiene ayuda externa: "Las cosas de la casa las hago yo. Limpio yo y casi no la mancho", dice.

Y la comida, la resuelve en el restaurante Los Ángeles, que es como si fuera su oficina. Salvo los domingos y días festivos, que va a almorzar a casa de una sobrina, explica el antiguo deportivista, que da por zanjada la conversación y la sesión de fotos: "Ahora, voy a casa y me tomo una manzana".

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