Sólo uno de los cinco fusilados en septiembre de 1936 en As Voltas de Prado, en Mondoñedo, descansa en paz. Los restos de Bruno Martínez fueron recuperados de forma clandestina por sus familiares en los años cuarenta. Los de sus cuatro vecinos -Florencio Carballo, Antonio María Martínez López, Enrique Navarret García y Andrés Vale Blanco- permanecen enterrados en una fosa común en el cementerio de Mondoñedo.

Dos días después del hallazgo de los restos de José Antonio Díaz en el cementerio lucense de Argomoso, arqueólogos de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) -grupo originario del Bierzo leonés promotor de las primeras exhumaciones en España- se trasladaron ayer al cementerio de Mondoñedo para iniciar las labores de búsqueda de cuatro cadáveres sepultados hace ya más de setenta años. La exhumación será coordinada por el arqueólogo coruñés Andrés Crespo Prieto. Junto a él, trabajan varios voluntarios de la asociación y la antropóloga forense Roxana Ferlinni, profesora de la Universidad de Londres que ha trabajado en misiones humanitarias de Naciones Unidas en Ruanda y Kosovo. Ella analizará los restos en el laboratorio que la ARMH tiene en Ponferrada.

Según la documentación recabada por historiadores del colectivo, el 12 de septiembre, a la una de la madrugada, una camioneta con cinco presos atados de pies y manos salió de la cárcel de Ribadeo. Los reclusos fueron trasladados a un lugar de la carretera N-634, conocido como As Voltas de Prado, cerca de Mondoñedo. Ahí fueron fusilados.

Los cuerpos fueron encontrados al día siguiente por vecinos del lugar que bajaban con carros de leña hacia Mondoñedo. Fueron ellos quienes organizaron el traslado de los cadáveres a la localidad lucense en un autobús de la empresa Autos Morán. Cada uno, tras hacerles un reconocimiento descriptivo, fueron enterrados en fosas individuales y, según los archivos consultados por la ARMH, alineadas.

Hoy, el equipo encargado de la exhumación retomará los trabajos en la fosa de Mondoñedo. Es es segundo desenterramiento organizado este verano en Galicia. Sólo dos días después de la exhumación en la localidad vecina de Argomoso, donde fue exhumado el cuerpo de José Antonio Díaz, también fusilado en septiembre de 1936.