Que la Unión Europea es el mayor mercado mundial de productos de la mar es un hecho incuestionable. Que España tiene la mayor flota pesquera del mundo y una influencia sustancial sobre la política pesquera comunitaria y que "tiene una historia de hacer la vista gorda a la pesca pirata" lo dice Duncan Copeland, investigador de la Fundación para la Justicia Ambiental con sede en Londres.

Ya no son sólo las organizaciones ecologistas tradicionales las que se refieren a la laxitud española para con los propietarios de buques dedicados a la pesca ilegal. Copeland lo dice claramente y mete en el mismo saco a Italia porque, dice, "es célebre por la sobrepesca, incluso en sus aguas nacionales".

Más: el portal fishsubsidy.org lanzado en junio por las organizaciones Pew Medio Ambiente y Transparencia UE rastrea a los mayores receptores de los subsidios pesqueros europeos, y España, según Hilaire Avril, de IPS Noticias (México, D.F.), "suele estar al frente de estas listas, embolsándose la mitad de todos los subsidios entre 1994 y 2006".

Resumiendo: España recibe la mayor contribución de la UE en subsidios pesqueros; pero también es un país que "hace la vista gorda" a la pesca pirata, a las capturas ilegales.

Sumemos: la mayor parte del pescado que se vende en los mercados españoles ni procede de los escasos caladeros nacionales ni de barcos españoles que faenan en aguas internacionales o con licencias de pesca en otros países. Lo que se importa de países terceros y lo que entra como consecuencia de la pesca ilegal incide directamente en el precio de las capturas aquí realizadas o las procedentes de pesqueros pertenecientes a sociedades mixtas, que disponen de licencias de pesca o que pescan legalmente en aguas internacionales. ¿Y se hace "la vista gorda", como dice Ducan Copeland?

En España se afirma todo lo contrario, aunque se sepa de esa especie de mano abierta en el puerto de Las Palmas donde, se afirma, se legaliza la pesca pirata que entra en la Unión Europea.

Además, las inspecciones en aguas comunitarias, incluso en bahías de la UE, no son dignas de tener en cuenta porque se sabe que se transfiere pescado a otros buques mientras están en la mar o "descargándolo en puertos de conveniencia".

La misma web citada anteriormente deja bien claro que "si los peces se capturan violando los estándares europeos de ambiente e higiene, la UE puede prohibir su importación. Esto ha ocurrido en el pasado. Pero el sistema es sobrepasado por intereses privados, a menudo españoles".

Total: se han creado organizaciones regionales de pesca; la UE dicta normas y medidas al tiempo que aplica subsidios que, en muchos casos, van a parar a manos nada limpias en relación con la sobrepesca o la pesca pirata... pero la gran evasión viene de lejos porque se sigue pescando con gigantescos buques de arrastre durante meses y meses, se pesca dentro de las zonas de exclusión pesquera y se superan, con mucho, las cuotas fijadas (buena prueba la da España, con pesquerías cuya sostenibilidad queda en evidencia de tal modo que es la propia UE la que obliga a suspenderlas por haber superado el cupo o porque los niveles de seguridad de la especie están en entredicho).

Nuestros pescadores se quejan de los precios irrisorios -iguales a los de hace 20 años- y de que la culpa la tienen aquellos que consienten tal estado de cosas.

Ni Santiago, ni Madrid, ni Bruselas, parecen enterarse, a la hora de repartir prebendas.

A lo mejor todo cambia en 2010 con la reforma de las normas comunitarias.