Los familiares de los tripulantes gallegos del atunero vasco Alakrana, secuestrado desde hace tres semanas en aguas del Índico por piratas somalíes, reclamaron ayer "una solución" al secuestro y recibieron un mensaje de "tranquilidad" de sus parientes, tras entablar contacto telefónico con ellos en la mañana de ayer. La última vez que se habían puesto en contacto había sido el pasado jueves. En declaraciones a los periodistas, Cristina Blach, hija del patrón del barco, relató que ayer por la mañana recibió una llamada de su padre en la que le transmitía que "están todos bien" y pedía a sus familiares "tranquilidad".

"Están cansados pero bien de ánimo; dicen que les están tratando bien y que pueden ducharse", recalcó Cristina Blach, quien aclaró que, según les comentó Ricardo Blach, una parte de la tripulación permanece en la zona del comedor del buque, mientras que el capitán y el patrón "están arriba, por eso es más fácil dejar que hablen ellos dos, porque sería más difícil movilizar a las 34 personas que están en el comedor para que puedan hablar", dijo.

Añadió que la llamada de teléfono fue "muy rápida" y que informaron a los tripulantes de las concentraciones de ayer y de los cambios aprobados por el Gobierno para permitir la presencia de seguridad privada en los buques con armamento adecuado para garantizar la seguridad a bordo.

"No nos importan las negociaciones y cómo lo hacen, nos importa que haya contacto con el barco y confiamos en que se esté haciendo todo lo posible para resolverlo", subrayó Cristina Blach.

La hija del patrón del Alakrana incidió, además, en que se trata de un "problema internacional", ya que el resto de barcos que faenan en el Índico y no tienen "un Estado que los defienda" están "abandonados en Somalia". "Tenemos que convencer a Europa de que hay que tomar medidas", aseveró.

Mientras, Silvia Albés, esposa de Pablo Costas, otro de los tripulantes, incidió en que los familiares de los secuestrados están "animados dentro del suplicio" que están pasando. "Sabemos que están bien y esperando que se acabe pronto todo esto y que vuelvan para casa", afirmó. Advirtió de que a los familiares no les "importan" las negociaciones, que son una cuestión "de los de arriba", y que lo que quieren es que "vuelvan a casa". También opinó que los piratas ven que estos secuestros son "un negocio muy lucrativo" y lamentó que mientras "no se ponga solución", seguirán sucediendo este tipo de secuestros. "Por triste que parezca, a cada persona le dan un valor, ellos saben que económicamente puede valer más un español que un indonesio", explicó, al tiempo que advirtió de que este tipo de buques "o abandonan el Índico" o será necesario "buscar soluciones".

Por su parte, la consejera de Medio Ambiente, Pesca y Planificación Territorial del Ejecutivo vasco, Pilar Unzalu, destacó que la dificultad para la liberación de los marineros es que se "negocia con delincuentes". Por eso pidió "unidad y consenso" entre todas las instituciones y agentes. A su juicio, "el mayor escollo es que se está negociando con piratas, con delincuentes y las negociaciones son sumamente complicadas". No obstante, se mostró esperanzada en que se puedan ir "recortando los plazos" del secuestro, pero recordó que "ha habido algunos secuestros de barcos mercantes de otros países que se han alargado en el tiempo". "Es muy difícil poner una fecha. Lo único que yo le puedo expresar como consejera de Pesca, en estos momentos, es el deseo del Departamento, del lehendakari y de todo el Gobierno vasco y de toda la ciudadanía de que se resuelva lo antes posible", señaló.

La consejera hizo un llamamiento "hacia el consenso y la coordinación" con el fin de "aunar esfuerzos para que se solvente y la tripulación vuelva a casa". Unzalu consideró que el debate sobre la seguridad de los barcos en el Índico "ya está abierto en paralelo", pero afirmó que "requiere de un debate más amplio".