-Está pendiente de juicio, ¿qué pena le espera?

-Teniendo en cuenta los atenuantes, menos de dos años, por un delito de estafa continuada. No creo que vaya a la cárcel.

-¿Volvería a hacerlo?

-Sí, aunque cumpliera prisión.

-¿Consagrado a la causa anticapitalista en cuerpo y alma?

-Hace diez años que estoy implicado al 100% en todo esto y mis compromisos van en aumento.

-¿Su acción fue comprendida?

-Sí, mucha gente la ha apoyado y le ha hecho pensar. Creo que ha sido oportuna pues ha coincidido con la crisis y hay un sentir general contra los bancos. Y cada dos por tres salan corrupciones políticas.

-¿Tiene propiedades?

-Sólo un ordenador portátil y un móvil. Y la ropa, que normalmente me la dan. Viene de mi hermano o de una tienda gratis donde coges que necesitas de segunda mano.

-¿De qué vive?

-De proyectos colectivos. Vivo sin dinero y sin ganar dinero. Allí donde voy me pagan el viaje y me invitan a comer.

-¿Casa?

-No tengo casa, vivo de forma nómada, voy itinerando.

-¿Con qué se traslada?

-Con una mochila con la ropa, el ordenador y el teléfono.

-¿Qué dijo su familia?

-Al principio le cogió de sorpresa, aunque conocían mi compromiso, luego se fueron recuperando del shock. Mi madre me apoyó mucho, en las propuestas políticas y en la cárcel: hizo de portavoz, dio charlas... Ahora está participando en el movimiento como uno más.

-¿Su padre qué es?

-Farmacéutico jubilado. Él no tiene la implicación de mi madre.

-¿Usted era un cerebrito?

-Y espero seguir siéndolo.

-¿El número uno de la clase?

-Tampoco es que estudiara mucho, tenía facilidad para aprender. Me gustaba ir a mi ritmo y como no me gustaba el de la escuela, aprendía por mi cuenta.

-¿Por qué dejó Sociología?

-Duré el primer cuatrimestre, no me interesaba en absoluto.

-¿Con quién coincidió en la cárcel?

-Coincidí unos días con el abogado Piquer. Estaba en un módulo con presos de carrera, algunos abogados y economistas, condenados por estafa y corrupción.

-¿Cómo le miraban?

-Todo el mundo respetaba lo que hice, muchos lo apoyaban y otros -los ladrones- sentían curiosidad por cómo lo había hecho.

-¿Le tenían envidia?

-Les parecía que me lo había montado bien en ese sentido.

-¿Querían que les diese un cursillo práctico?

-Algunos, sí; de hecho, mi libro, Insumisión a la banca, en el que explico cómo llevé a cabo la acción, circuló por la cárcel.

-¿Robin Hood de los bancos?

-La prensa siempre saca denominaciones mediáticas. Se lo aplicaron a otras personas por cosas muy diversas. Yo soy un activista de los movimientos sociales.

-¿Le compararon a Gandhi?

-Gandhi es un ejemplo de desobediencia civil y movilización.

-¿Sigue jugando al ping pong?

-Me gustaría, pero hago ya demasiadas cosas. Antes era entrenador profesional y ahora sigo a mi hermano, que está en la selección española de tenis de mesa. Yo lo entrené durante siete años y ahora juega en campeonatos del mundo.

-¿El sistema penitenciario?

-La cárcel es mucho peor que la ley en vulneración de derechos.

-No concede legitimidad a la justicia, ¿qué hará en el juicio?

-No hay la separación de poderes que se supone a la democracia y no todos somos iguales ante la ley. Convertiré el juicio en un juicio político a la banca y al poder. Aunque no confío en el sistema judicial, confío en la presión social que supondrá.

-39 bancos, 68 operaciones y 490.000 euros en dos años, ¿cómo?

-Conociendo sus puntos débiles. Por ejemplo: los préstamos de menos de 6.000 euros no aparecen en la información del Banco de España y cuando solicitas un préstamo como una SL no figuras como profesional o que el Banco de España tarda dos meses en actualizar la información. En esos dos meses fue cuando saqué la mayor parte del dinero, 300.000 euros.

-¿Con qué justificación pidió los préstamos?

-Para reformar la casa, para comprar un coche... Tuve que tener paciencia porque muchos préstamos no me los daban y tuve que pedir otros distintos.

-Usted mismo denunció su estafa y los bancos no lo creyeron.

-Enseguida supieron que era real; quienes no lo creyeron al principio, y lo tildaron de farsa, fueron algunos periódicos.

-¿Cómo se le ocurrió?

-Un conocido me había dicho que los bancos no pueden comprobar si tu nómina es real o no y que él lo utilizaba cuando necesitaba liquidez y lo devolvía después. Le pareció que yo podía partir de esa idea.

-¿Sabe todo del capitalismo?

-Tengo suficiente información para saber que no lo deseo y creo que se puede vivir de otra forma.

-¿Es anarquista?

-No quiero casarme con nadie sino fomentar prácticas que ayuden a construir teorías para avanzar.

-¿En qué espejos se mira?

-Gandhi, en la desobediencia civil; en cuanto a la expropiación, en Lucio Ortubia, que sacó muchos millones al Citibank y los destinó a proyectos revolucionarios; en movimientos como el Zapatistas, los Sin Tierra de Brasil o Fábricas recuperadas, de Argentina.

-¿Lecturas?

-Me marcó ¿Tener o ser?, de Erich Fromm hace doce años.

-Recuerda a un misionero.

-Me es relativamente fácil tener las ideas claras. No es un sacrificio vivir de esta forma.

-¿Es un optimista?

-Sí, creo que siempre hay una solución y la posibilitad de cambiar.