La crisis también se nota en Sogama. El impago de los ayuntamientos que envían su basura a la incineradora de Cerceda, acentuado en el último año debido al ahogo financiero de los municipios, y la caída del precio de la energía, la otra gran fuente de ingresos de la sociedad pública, participada en un 49% por Fenosa y en un 51% por la Xunta, han dejado las cuentas de Sogama en una situación delicada.

El año pasado, los beneficios de la Sociedade Galega do Medio Ambiente sólo fueron de 714.000 euros, frente a los cinco millones que ganó en 2008 o los 2,5 de 2007. La caída de las ganancias, de un 76% en sólo un año, se debe sobre todo a la morosidad de los ayuntamientos que no pueden hacer frente al canon que les cobra Sogama por incinerar su basura o enterrarla en el vertedero de Areosa, en el municipio coruñés de Cerceda. De los 279 concellos gallegos que envían sus residuos a Sogama, 101 (el 38%) tienen cuentas pendientes con la sociedad pública, una deuda que en total ronda los 16 millones de euros.

A la cabeza de los ayuntamientos más morosos está la Mancomunidad de O Morrazo (Cangas, Bueu y Moaña), que debe 3,8 millones a Sogama por 33 mensualidades. A continuación está el Ayuntamiento de Pontevedra, que debe 3,2 millones, aunque en este caso el motivo del impago no es la falta de liquidez en las arcas municipales, sino el litigio judicial que mantiene el Gobierno local con Sogama por las tarifas. Junto a estos dos clientes, que concentran casi la mitad de la deuda de Sogama, los concellos de Silleda, O Porriño y otros tres concellos que la dirección de la planta prefiere no concretar completan la lista de los siete ayuntamientos que Sogama ha incluido en el "grupo A" de los morosos, aquellos cuyo pago es prioritario para garantizar la salud financiera de la sociedad.

En el "grupo B" de los impagos hay otros 24 concellos, que no deben una cantidad muy significativa en términos absolutos, pero sí relativos, debido a la antigüedad de la deuda. Este es el caso de Antas de Ulla, que debe 91.000 euros acumulados en 38 meses sin pagar, o Taboada, con un saldo negativo de 82.900 euros tras saltarse 22 cuotas. Por último, otros 70 municipios gallegos están incluidos en el "grupo C". En el otro extremo, Sogama cita a las ciudades y en concreto a Vigo, entre los pocos que pagan "religiosamente".

Aunque el retraso de los ayuntamientos -para los que la recogida de basura es uno de los servicios más costoso y deficitarios- a la hora de pagar sus facturas con Sogama es habitual desde que se creó el basurero de Areosa hace 15 años, el problema se acentuó el año pasado. La tasa de cobro de Sogama cayó del 99,9% en 2008 al 91,85% el año pasado. Aunque pueden parecer positivos, en ese dato también se contabiliza la deuda que arrastra Sogama desde que comenzó a recibir basura en 1994, y que no sólo no consigue saldar, sino que se acentúa cada año. En 2004, la tasa de cobro fue del 107%. Ante esta situación, el presidente de Sogama Luis Lamas, que en 2009 fue nombrado por Feijóo para sustituir a José Díaz (que dirigió la planta durante el bipartito), ha dado orden a los servicios jurídicos de la sociedad para que denuncien en los juzgados a los concellos morosos, una medida que ya se había tomado en otras ocasiones -Noia, Cangas, Ponteareas ya han sido condenados-, pero que el nuevo presidente de Sogama va a intensificar.

Junto con los impagos de los ayuntamientos (cuyo canon, de 55 euros por tonelada, supone el 49% de los ingresos de explotación de la planta), el otro motivo del bajón en los beneficios de Sogama es la caída en el precio de la energía que produce la incineradora y que Fenosa, copropietaria de la sociedad, vende a la Red Eléctrica. En 2008, Sogama conseguía ocho céntimos por cada kilowatio/hora que colocaba en la red. Hoy este pool se paga a menos de la mitad, tres céntimos el kw/h, debido a la crisis y a la competencia de las renovables. Hasta ahora, la venta de energía (que como media supone el 38% de los ingresos de explotación) era una suma segura de dinero que garantizaba la viabilidad financiera de Sogama. Pero la caída del precio ha dejado a la sociedad pública sin ese colchón, complicando aún más las cuentas.

Aunque de momento "las nóminas están aseguradas y el presupuesto está equilibrado", Lamas reconoce que Sogama "podría tener problemas de liquidez".