La aventura de Marcela Gracia y Elisa Sánchez, dos maestras que, tras casarse en la parroquia coruñesa de San Jorge el 8 de junio de 1901, tuvieron que huir y refugiarse primero en Oporto y después en Buenos Aires, ocupó las primeras planas de la prensa nacional de España y Portugal, que subieron las tiradas hasta límites insospechados para la época. La osadía de la singular pareja, en la que Elisa se hizo pasar por Mario en el altar, atrajo en su día el interés de Emilia Pardo Bazán e inspiró una novela de Felipe Trigo, el primer escritor erótico español. Próximamente, la peripecia será llevada al cine por Filmanova, la productora de Antón Reixa.

–Una boda insólita.

–Fue el primer matrimonio homosexual del que se tiene constancia. Pudo haber otros en los que no se descubriese el engaño, pero no los conocemos. Fue un acontecimiento singular y la noticia del verano de 1901, en la prensa gallega y en la española y de otros países.

–Ni la Iglesia ni el Registro Civil anularon el matrimonio.

–Consulté el acta de matrimonio en la iglesia de San Jorge y el del Registro y no hay anotación alguna, pese a que la prensa de la época informó de que había sido anulado.

–El caso inspiró a Felipe Trigo.

–Sí, Sed de amar [1903], una de las novelas eróticas de principios del siglo XX con mayor difusión que algunos consideran que inaugura el género en la contemporaneidad. El propio escritor hace constar en el libro que está inspirada en ellas pero Trigo fue menos osado que Marcela y Elisa/Mario. Ellas, al cabo de tres días, regresaron como hombre y mujer a Dumbría, el pueblo donde trabajaba Marcela como maestra, y allí se descubrió el engaño. Sin embargo, las protagonistas de Trigo vuelven como mujeres y anuncian que el hombre con el que se había casado una de ellas había tenido que emigrar. Le parecía demasiada atrevida la realidad.

–¿Por qué se casaron?

–Porque Marcela estaba embarazada. La primera interpretación que dio la prensa entonces es que fue para buscarle un padre al niño. Elisa se convirtió así en Mario con un afán protector y no por ningún tipo de perversión sexual. Yo me inclino por pensar que quizá el embarazo no fue accidental, sino que las dos quisiesen tener descendencia.

–Unas adelantadas.

–Se adelantan un siglo y cuatro años y fue a raíz de la aprobación de la ley en España, en 2007, cuando se empezó a reivindicar a Elisa y Marcela como precursoras del matrimonio homosexual y es cuando la historia comenzó a ser relevante para los historiadores.

–En la época llegó hablarse de hermafroditismo.

–Una vez casadas, volvieron a Dumbría y Marcela fue aceptada pero Mario fue perseguido y huyó a A Coruña. El párroco de San Jorge, alertado por el de Dumbría, lo citó y le dijo que sabía el engaño, pero ella aduce que es hermafrodita y que en su anatomía predominan los caracteres masculinos, cosa que desmintieron los dos médicos que la reconocieron, quienes aseguraron que era mujer.

–Una mujer de pistola al cinto.

–Sí, era el elemento fuerte de la pareja, aunque sabemos poco de ella, no hay testimonios personales que nos permitan ir más allá de la imagen que dio la prensa.

–Elisa hizo una planificación de su personaje que dejó atónita a la propia Pardo Bazán.

–En esta historia hay más género que sexo. Lo que llamó la atención fue que una mujer adoptase la identidad masculina. Suscitaba censura pero también fascinación ser capaz de romper la barrera discursiva entre género masculino y femenino sólo con cortarse el pelo y vestir como hombre. Emilia Pardo Bazán fue sensible a esta audacia de Elisa/Mario y en un artículo en La Ilustración Artística le atribuyó una inteligencia nada común.

–Tenía una estrategia muy elaborada para el cambio.

–Para la nueva identidad, lo fundamental era tener un documento que acreditase su condición masculina y Elisa entendió que lo mejor era empezar por el principio: acudió al párroco, le dijo que era hijo de padres protestantes, que había vivido en Londres y que quería abrazar el catolicismo. Como entonces el protestantismo se había extendido notablemente en A Coruña, el párroco fue sensible a su deseo. Pero en esta historia es muy importante que las dos fuesen maestras y tuviesen la autonomía suficiente para poder eludir el matrimonio heterosexual.

–Descubierto el engaño, huyeron a Oporto, donde fueron juzgadas y encarceladas, y Marcela dio a luz a una niña.

–La policía portuguesa las detuvo, España solicitó la extradición, pero las autoridades lusas advierten de que primero deben de ser juzgadas en Portugal por falsificación del documento de identidad. Fueron absueltas y, para evitar la extradición, huyeron a Buenos Aires. Llegaron en 1902, trabajaron en el servicio doméstico pero como eso no les permitía vivir juntas, Elisa/Mario, ahora convertida en María, se casó con un danés de 65 años, suponemos que con la idea de que no viviese mucho y heredarlo. Como no consumaba el matrimonio, el marido la denuncia tras descubrir que antes se había casado con una mujer. Hay otro reconocimiento médico, vuelven a dictaminar que es mujer y que, por tanto, su matrimonio es válido. Y, a partir de 1904, la prensa dejó de ocuparse y se les perdió la pista.

–Su historia hizo aumentar las tiradas de la prensa.

–En Galicia, la gente arrebataba de las manos la prensa a los vendedores, pero se suscitó la polémica de si la prensa debía informar sobre este tipo de sucesos. La más conservadora optó por silenciarlo pero los grandes diarios, como El Imparcial, el diario más importante, informaron cumplidamente, y también las revistas gráficas, que rivalizaron por reproducir la fotografía de Sellier [el fotógrafo más afamado de la época en A Coruña, que retrató a la pareja tras la boda]. La primera en conseguirlo fue la revista de Madrid Nuevo Mundo, que vendió en sólo dos días 19.000 ejemplares, cifra jamás alcanzada por un semanario.

–¿Hay más fotos de ellas?

–Hay otra hecha en Portugal por un fotógrafo aficionado portugués, que se la vendió a varios medios de España y Portugal, con la promesa a Elisa y Marcela de darles parte del dinero obtenido por la venta.

–Un método muy actual.

–Es posible. Nunca se dejaron retratar por otros fotógrafos que lo intentaron.