En los noventa se produjo el boom de las casas rurales en Galicia. Las subvenciones a fondo perdido otorgadas por la Administración autonómica (cofinanciado por Europa) para la rehabilitación y reconstrucción de viviendas en el medio rural para despertar un sector turístico hasta ese momento inexistente dio lugar a una amplia red de alojamientos tipo rústico que en la actualidad alcanza las 600 casas. Uno de los requisitos para recibir las cuantiosas ayudas era comprometerse a destinar la vivienda rural rehabilitada a fines turísticos durante un mínimo de diez años. Transcurrida una década desde la convocatoria más numerosa y cumplido el plazo turístico establecido, parte de los alojamientos cerrarán como negocio, manteniendo los parámetros de uso rural con los que fueron rehabilitados para uso exclusivamente personal, según fuentes del sector.

Las subvenciones concedidas en los noventa cubrían hasta el 40% del coste de rehabilitación. Para una casa de cuatro habitaciones y restauración básica la ayuda por propietario alcanzaba de media los 68.000 euros (12 millones de pesetas). Esto fue el inicio. Hoy, la "sobreoferta" de casas, que complica la obtención de una tasa de ocupación razonable para que este subsector turístico sea rentable y "la escasa profesionalización" de parte de un sector integrado, a todos los efectos, en la red de alojamientos rurales que define Turgalicia, complican la supervivencia de un sector que se resiente por la escasa demanda y que "no ha conseguido afianzarse en el mercado" con una marca bien definida. Así lo explican los portavoces de la Federación Galega de Turismo Rural (Fegatur), Marisol Lorenzo, y de la Asociación Galega de Turismo Rural (Agatur), Luciano Sánchez.

Este año y el próximo se presentan como una "reválida" para el turismo rural. "Se marcaron distintos plazos, en función de la convocatoria de ayudas, de compromiso en el tiempo para ofrecer alojamiento. En 2006 ya se cumplió uno de ellos y cerraron más de una veintena de alojamientos rurales, rehabilitados como casas de aldea. De esta tipología, la más numerosa, hay cerca de 400 en toda la comunidad. Ahora se cumplirá otro. Es imposible prever cuántas van a cerrar pero escuchas comentarios de propietarios que tienen esa idea en mente, claro", explica el presidente de Agatur. Para Luciano, el principal problema es el envejecimiento en las zonas rurales: "los negocios que tienen más riesgo de cierre pertenecen a personas mayores que no encuentran relevo generacional y a los que se les hace demasiado mantener el servicio". Marisol Lorenzo, de Fegatur, va más allá en su explicación: "los cierres se plantearán en función de la rentabilidad". "Podemos dividir las llamadas casas de aldea en función de la profesionalización que han alcanzado. Por un lado, tenemos las casas restauradas cuyos propietarios se dedican en exclusiva al negocio turístico. Por el otro, están los dueños que se lanzaron a la rehabilitación y lo tienen como negocio complementario, es decir, que algún miembro familiar se dedica a otra cosa. Entonces el turismo se convierte en una fuente de ingresos complementaria", sostiene Marisol. Para la representante de Fegatur, los cierres se producirán en ambos casos. "En el caso de las profesionales es claramente una cuestión de rentabilidad por la excesiva oferta de alojamientos. En el caso de las familiares, como tienen ingresos por otra vía es una decisión más personal", concluye Lorenzo, quien incide en la necesidad de relanzar un sector demasiado atomizado y heterogéneo.

Según el estudio de la Universidad de Santiago (USC) titulado Imagen y oferta de alojamiento en el medio rural de Galicia, el sector no ha crecido "ordenadamente". De hecho, las provincias de A Coruña y Pontevedra concentran el mayor número de casas rurales, mientras que, proporcionalmente, Lugo y Ourense, las provincias del interior y, por tanto, las más rurales, quedan en segundo plano.

Las subvenciones a la rehabilitación integral terminaron hace cinco años. Las que ahora concederá la Xunta serán exclusivamente para rehabilitar aldeas rurales (complejos) y ayudas para mejorar alojamientos ya existentes.