secretos a voces
¿Estatuto? ¿Qué Estatuto...?
Javier Sánchez De Dios
A estas alturas, y con los sondeos que sobre esa cuestión se han hecho desde diferentes autorías, es un secreto a voces que la reforma del Estatuto de Galicia no se considera como asunto preferente por la opinión pública. Y por eso las llamadas realizadas por Manuel Pachi Vázquez, entre otros, no han hallado eco.
Pero no solo el secretario general del PSdeG se ha movido en esa dirección. También el Portavoz Nacional del BNG, Guillerme Vázquez, declaró que esa reforma era imprescindible para consolidar el autogobierno gallego. Pero tampoco hubo respuesta directa desde la Xunta o desde el PP.
El presidente de la Xunta, Núñez Feijóo, conocedor de ese estado de opinión, afirmó estar dispuesto a entrar en la cuestión propiciando un pacto, pero desde el contenido de la sentencia del Tribunal Constitucional que, entre otras cosas, deja fuera de la eficacia jurídica el concepto de nación, clave para los nacionalistas.
Lo que no hay es prisa. El propio Feijóo había afirmado al llegar al gobierno que se abordaría la cuestión cuando el Constitucional eliminase dudas, pero la crisis económica ha dinamizado otras prioridades. Incluso la financiación autonómica, que dio argumento a los defensores de la reforma urgente, padece escasez y por tanto la vuelve aplazable.
Boinas, birretes...
Eso aparte, la cuestión de la reforma estatutaria había provocado tensiones internas en todos los grupos políticos gallegos. El PP gallego, en concreto, vive una íntima resurrección de la vieja división entre boinas y birretes, galleguistas y estatalistas, como en los tiempos de la presidencia de Fraga.
Los adscritos a la primera de esas dos tendencias, que estarían encabezados ahora por José Manuel Baltar, quieren un reconocimiento amplio de la galleguidad, mientras que los otros, en la antigua estela de José Manuel Romay, están más por el reforzamiento de lo estatal.
El propio Alberto Nuñez Feijóo se habría situado en el punto medio, y en una frase que se atribuye a uno de sus colaboradores cercanos, el presidente "no quiere boinas ni birretes, sino cabeza". Una tesis pragmática que ya aplicó en el congreso de sucesión de Manuel Fraga, en el que Feijóo en persona propició una lista común con el lucense Xosé Manuel Barreiro, no considerado un "urbanita" total.
El mimo
Un secreto a voces es, también, el que se refiere a la buena relación entre la Iglesia y la Xunta, a pesar de los rumores sobre cierta distancia con alguno de sus integrantes. El presidente Feijóo dio ordenes de tratar con expreso cuidado todo lo que se refiere a asuntos comunes.
El Xacobeo, que causó fricciones en una época de Pérez Varela como conselleiro, sigue preocupando al Arzobispado de monseñor Barrio, uno de cuyos colaboradores declaró no hace mucho que era necesario no "desvirtuar" el significado del Año Santo.
En cuanto a la parte material, y aunque lo eclesiástico padece la crisis al igual que lo seglar, no se prevén reducciones significativas en los Presupuestos que prepara Fernández Currás para ese capítulo, que no es ya excesivo, al menos según aseguran en fuentes oficiosas del gobierno gallego.
¡Oh, conde...!
Y, por cierto, otro secreto a voces es el que se refiere a la excelente relación entre Mario Conde y altos cargos del PP de Galicia.
En ese sentido no es ya solo José Manuel Baltar el que ha pensado en recuperar al financiero tudense una vez saldadas sus cuentas con la Justicia...
¿Eh...?
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