Jurista, escritor y ex ministro de Presidencia y Educación
José Manuel Otero Novas: "La gente no admira ni aprecia a los políticos cercanos porque los considera como un igual"
"El 40% de la población está conforme con el nivel de autonomía de las comunidades"
Selina Otero | Santiago
-Ni un solo político español sacó un aprobado en la última encuesta del CIS.
-En este momento el pueblo ve que casi todos los políticos hacen política en función de las encuestas, tratando de adaptarse a las posiciones mayoritarias. La gente percibe que los políticos cercanos son sus iguales, por eso no hay admiración, ni siquiera los aprecian. Lo normal es apreciar la excelencia, no a un igual. A mayores, sufrimos una crisis y las personas viven angustiadas por su situación económica y por el paro.
-Las notas: Zapatero (PSOE), 3,48; Rajoy (PP), 3,14; Durán i Lleida (CIU), 3,7; Guillerme Vázquez (BNG), 2,32. Un 55% de los gallegos cree que la labor de Núñez Feijóo (PP) es "regular", un 21% "buena" y un 13% "mala". ¿Cómo lo analiza?
-No le doy mucha importancia a que las calificaciones sean: 2, 3 o 4. En 1976, el CIS dependía de mí. Si observamos los sondeos desde entonces esto ha ocurrido siempre. Al menos en democracia, las notas de los políticos han sido mayoritariamente suspensos. Es una cuestión de medias, hay que ir más allá.
-Alfredo Pérez Rubalcaba (Interior) y Carme Chacón (Defensa) son los ministros más conocidos y valorados...
-También es lógico. La policía sigue siendo estatal. Interior tiene funciones y Defensa realiza misiones en el exterior. Aunque, de la ministra Chacón, poco se sabe de su andadura anterior al ministerio. Yo solo sé que fue diputada.
-¿Es normal que la clase política sea considerada el tercer problema más importante del país, después del paro y la crisis, por este orden?
-No hay que olvidarse de los últimos casos de corrupción. Saltaron por razones fortuitas y esto hace pensar a la gente que puede haber muchos más. A eso se suman promesas electorales que no se cumplen, colaboradores que hacen lo imposible para mantenerse en listas... todo esto contribuye a la baja apreciación de las encuestas. En mi opinión, el tema de la corrupción es el peor porque pone en peligro el sistema y no a un partido en concreto que, en realidad, es secundario. Se transmite la idea de que la política no es de fiar, en general.
-Zapatero baja y Rajoy saca ventaja, de forma moderada.
-Las crisis siempre las paga el Gobierno: la gente le echa la culpa a quien manda. Es natural que Zapatero tenga una pérdida de popularidad. Además de la crisis, ya lleva unos cuantos años en el poder, ya ha perdido la virginidad inicial. A los cinco o seis años la gente empieza a fijarse en la oposición.
-Tras una crisis como la actual, ¿un presidente puede recuperar confianza?
-No es imposible que Zapatero gane de nuevo la confianza. Habrá que ver el juego de los medios de comunicación. En algunos casos, mueven hasta un 10% del electorado fluctuante. Las corrientes de opinión son tanto o más importantes que la actuación de los políticos si hablamos de resultados electorales.
-¿Es cuestionable el estatus de las autonomías a estas alturas?
-Cuando empezamos con el estado de las autonomías ya se preveía que tienden a multiplicar su presencia. Al haber 17 administraciones, hay 17 fuentes normativas. El nivel de normas en España es 140 veces superior al de Alemania.
-Según el sondeo del CIS, y atendiendo a una futura modificación del Estatuto, el 53% de los gallegos se muestra indiferente, un 26% quiere más autonomía y un 11,5%, menos.
-Haciendo una lectura del sondeo en varias comunidades, incluida Galicia, concluyo que en casi todas las regiones el 40% de la población cree que las cosas están bien como están: que el nivel de autonomía es bueno. Y un dato más sorprendente, si cabe: el 30% de la gente es crítica con las autonomías.
-¿A qué se debe?
-Son ciclos naturales. Siempre ha habido fases en las que el pueblo desea más autonomía y otras en las que pide más centralismo. Al igual que el poder más cercano o más lejano. Después de 30 años de democracia, la gente se da cuenta de que la cercanía del poder tiene ventajas pero también inconvenientes.
-¿Como consecuencia de la descentralización?
-Debilitar al Estado central para tener más autogobierno regional satisface a los políticos de las autonomías pero perjudica a Madrid para defender sus intereses. Muchos ejemplos: el Gobierno español no puede luchar en la UE por las cuotas lácteas para Galicia. Bruselas sabe que el Gobierno español es débil. Con la crisis, se ve que 17 barreras autonómicas son muchas, para la competitividad de las empresas. El gasto público es mayor con 17 poderes administrativos. Después de 30 años es comprensible que empiecen a surgir dudas.
-¿Demasiada administración? ¿Qué opina del debate de reducir instituciones locales para evitar duplicar gastos entre ayuntamientos y diputaciones?
-Simpatizo con la idea de las diputaciones provinciales. Han realizado un papel muy interesante en España en sanidad, educación, infraestructuras...
-Pero hoy hay autonomías, diputaciones y concellos.
-Lo que hay que analizar hoy es si el centralismo de la nación no ha sido sustituido por el regional. Las comunidades quieren asumir más competencias que están en ayuntamientos y diputaciones.
-¿Qué opina de la gestión de la crisis?
-Mi visión de la gestión de la crisis es pesimista: creo que no se está acometiendo como debería ser. Ocurre en todos los gobiernos occidentales. Desde Obama hasta Francia o Alemania están tratando de solucionar las consecuencias externas pero no las causas. El presidente de Estados Unidos se preocupa de que General Motors no quiebre, es un ejemplo. Son ciclos. Ocurrió con la crisis del 29, que no se solucionó bien en su momento y luego vino la Guerra Mundial. Es como pegarle una patada a un balón para seguir adelante.
-¿Cómo la afrontaría?
-Probablemente si yo estuviese gobernando haría lo mismo. Los gobiernos tratan de evitar el pánico para que no haya un derrumbe mayor. Tratan de recuperar los mercados, que las bolsas suban. Que no derive en una situación de pánico en la que los ciudadanos saquen el dinero de los bancos. Sería un estallido.
-¿Le parecen correctas las medidas antidéficit?
-Deberíamos sacrificarnos todos. Hay que pensar que surge porque nos lanzamos a vivir por encima de la economía real. Todos deberíamos bajar el diapasón de nuestro nivel de vida. No se soluciona sólo bajándole el salario al 10% de la población (funcionarios). También tendrían que hacerlo los capitalistas, banqueros, empleados de las compañías de seguros, etc.
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