Las concellos admiten que los montes no están limpios porque carecen de medios

Los regidores reconocen que el bosque es "un polvorín" y urgen ayuda financiera a la XuntaLos alcaldes de ayuntamientos afectados por el fuego se quejan de que los vecinos desoyen sus requerimientos para desbrozar las fincas y advierten de que ellos no tienen recursos suficientes para hacerse cargo

Un grupo de vacas pace, ayer, en uno de los montes de la Serra do Barbanza arrasados por el fuego en Boiro. / tucho valdés

Un grupo de vacas pace, ayer, en uno de los montes de la Serra do Barbanza arrasados por el fuego en Boiro. / tucho valdés

Redacción | A Coruña

"El monte es un polvorín". Es el diagnóstico claro de los alcaldes de los principales municipios afectados por los incendios de este verano. A pesar de que la ley de montes obliga a desbrozar fincas y mantener limpia una franja de protección en torno a los núcleos de población, los regidores reconocen que "no se hace". "Lo poco que se limpia es para lavarnos la conciencia", admite el alcalde de Boiro, Xosé Deira. Los ayuntamientos alegan que carecen de recursos económicos y medios suficientes para afrontar una tarea que consideran ingente. Y a esto se suman las reticencias de los vecinos, que no atienden los continuos requerimientos de los concellos para que mantengan limpias sus parcelas.

La ley no se cumple y los alcaldes urgen soluciones a la Xunta. "Hace falta algún mecanismo de financiación. No se puede desplazar el problema al lado que no es. Si la Xunta tiene recursos para limpiar que lo haga ella", sentencia el alcalde de Lobios, el socialista José Lamela.

La ley de Montes obliga a los propietarios de las parcelas a limpiarlas, pero establece que los concellos son responsables subsidiarios de esta tarea. Es decir, si los dueños no desbrozan sus fincas, debe hacerse cargo el ayuntamiento y luego pasarle la factura al particular.

Proceso lento

El primer problema con el que se encuentran es la "lentitud" del procedimiento. "Empiezas a enviar las cartas a los vecinos en el mes de marzo para que limpien. Hacen caso omiso y vuelves a insistir", explica el alcalde de Baiona, Jesús Vázquez Almuiña. La falta de respuesta de los propietarios obliga entonces al ayuntamiento a intervenir. "Pero hay que pedir una autorización, porque no podemos entrar por las buenas en una finca privada", añade el regidor baionés.

Esta intervención supone a los concellos entrar en "conflicto con los vecinos". "Es un enfrentamiento directo", explica Jorge Tuñas, alcalde de Negreira, donde este año han ardido 519 hectáreas, el mayor fuego de los registrados hasta ahora en Galicia.

En muchas ocasiones la dificultad radica simplemente en encontrar al propietario de la parcela. "Muchos no viven aquí y hay que buscarlos", comenta José Lamela, alcalde de Lobios.

Y los obstáculos no terminan, según los regidores. Terminada la burocracia, toca poner los medios para desbrozar estas fincas. "Carecemos de maquinaria suficiente para limpiarlo todo, tendríamos que contratar a una empresa de fuera y no tenemos recursos", explica el regidor de Negreira.

Y aunque es cierto que después se le pasa la factura al propietario de la parcela, "no pagan". "Entonces tienes que ir a la vía ejecutiva y muchas veces ni así cobras", lamenta Almuiña.

Pero además de no poder garantizar la limpieza de las parcelas, los alcaldes admiten que tampoco se cumple la orden de mantener una franja de protección de 50 metros en torno a los núcleos de población. "No renovamos el convenio con la Xunta este año porque no tenemos medios", se queja el alcalde de Negreira.

El resultado es que "el monte está mal cuidado". Según el regidor de Boiro, es "un mal endémico". "La gente no está concienciada de que hace falta limpiar el monte", explica.

Tanto este concello coruñés como el de Negreira -los municipios con los dos incendios de mayores dimensiones de los registrados este año-, se plantean pedir la declaración de zona catastrófica, mientras que el alcalde de Lobios reclama a la Xunta medidas compensatorias para los vecinos afectados. Pero los problemas en estos municipios no acaban cuando se sofocan las llamas. En Lobios el alcalde mira con preocupación como las llamas de los fuegos de Portugal se adentran en su territorio y en Boiro el regidor exige medidas urgentes a la Xunta para evitar que las cenizas de la ladera del monte quemado contaminen el río que surte de agua a esta población.

Tras dos semanas intensas de incendios, ayer se redujo el número de frentes activos, según la información de la Consellería de Medio Rural. No se registró ningún fuego nuevo de más de 20 hectáreas, pero las llamas volvieron a causar estragos en la localidad coruñesa de Brión, donde, de nuevo, hubo que desalojar a varios vecinos. Y en el municipio ourensano de Monterrei la proximidad de un incendio a la Autovía de las Rías Baixas (A-52) obligó a la Dirección General de Tráfico a cortar puntualmente la circulación en esta vía de comunicación a su paso por las localidades de Seoane y Albarellos.

Aunque el tráfico solo se cerró momentáneamente, a última hora la DGT informaba de retenciones en esta autovía, a la altura de Albarellos, debido a la mala visibilidad por el humo.

A pesar de ello, Medio Rural asegura que este fuego no superó las veinte hectáreas y consiguió ser controlado a partir de las 18.10 horas de la tarde.

En Brión, sin embargo, el fuego seguía activo a última hora de ayer. En Boiro los servicios de extinción consiguieron por fin controlar las llamas que prendieron en la noche del pasado sábado en esta localidad coruñesa, donde se superan las 450 hectáreas de superficie arrasada por el fuego.

Medio Rural confirmó además que en Teo, Muxía y Vimianzo ya se habían apagado los focos activos.

Tracking Pixel Contents