La Xunta deja en el aire la subida del precio del agua que pide la UE

Las administraciones solo recuperan la mitad del gasto en uso doméstico. El Gobierno dice que no cuenta con suficiente información

Imagen del embalse de Cecebre, situado en gran parte en el concello de Abegondo. / irene molina

Imagen del embalse de Cecebre, situado en gran parte en el concello de Abegondo. / irene molina

Juliio Pérez | Vigo

Desde hace una década ya la Directiva Marco del Agua (DMA), impulsada por el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE, espera a que el viejo continente se tome muy en serio las políticas para gestionar los recursos hidrológicos. Un marco de actuación para el conjunto de los países comunitarios con los objetivos de prevenir el deterioro y mejorar el ecosistema, promocionar el uso sostenible de los recursos, reducir la contaminación de las masas subterráneas y paliar los efectos de las inundaciones y las sequías. La DMA reclama que el precio del agua refleje realmente todas las inversiones asociadas a los servicios de abastecimiento, al igual que la Instrucción de la Planificación Hidrológica del Ministerio de Medio Ambiente para las autonomías. La Xunta, de momento, deja el encarecimiento en el aire, amparándose en que no cuenta con suficiente información sobre los costes del proceso.

El Plan Hidrológico que acaba de elaborar el Ejecutivo gallego para la cuenca que le compete, y que se extiende básicamente por toda la franja de costa de la comunidad, admite que, especialmente en los servicios urbanos, los ingresos que se obtienen por la gestión del agua no se recuperan al 100%. ¿Y a qué porcentaje se llega? El propio informe pide prudencia con los datos que maneja porque "buena parte" de ellos se basan en estimaciones.

En el uso doméstico, que absorbe el 65% de la demanda anual, unos 240 millones de metros cúbicos, la recuperación alcanza tan solo el 56% e incluso es menor, un 43%, si se descuentan las subvenciones a fondo perdido para obras hidráulicas. El equilibrio entre ingresos y gastos en el servicio a las industrias está más compensado porque la tasa municipal, como destaca Augas de Galicia, es también mayor. La recuperación parcial -con las ayudas públicas- llega al 92%, un 71% en la recuperación de costes total. Para otros usos diferentes, el porcentaje va del 31% al 39%. El cálculo con la suma de todos los usos alcanza en el mejor de los casos el 62% sobre los más de 308 millones de euros que se llevan por ejercicio la captación, potabilizadoras, depuradoras, depósitos, red de distribución y alcantarillado. Para tomar cualquier decisión, Augas de Galicia demanda "información real" sobre los volúmenes realmente facturados e ingresos concello por concello.

La prevención de inundaciones, protección al medio ambiente y la administración del agua son otros servicios vinculados y "no susceptibles de recuperación", aunque las diferentes administraciones hayan optado por compensarlos con varias tasas -desde el control de vertidos, a la ocupación del dominio público hidráulico, pasando por el canon a las minicentrales-, y otros que sí lo son, como los costes ambientales y del recurso. De nuevo la Xunta echa en falta más información, con "sistemas específicos de recogida y tratamiento de datos", aunque en el último caso, por la existencia o no de agua, Augas de Galicia destaca que el problema de la escasez no tiene "excesiva importancia" en la costa de la comunidad, "lo cual reduce la significatividad de este tipo de costes".

Entre los muchos aspectos que analiza el Plan Hidrológico para la demarcación Galicia Costa destaca la evolución prevista en el consumo de agua de cara a los próximos años. Una proyección de la demanda fundamental para poner sobre la mesa las medidas que sean necesarias para garantizar el abastecimiento. El análisis parte de 2005, con un gasto en urbano en los momentos de mayor tirón de unos 373 litros diarios por habitante y la suma de todos los usos de 274,19 hectómetros cúbicos al año, "dentro del rango admisible" recomendado por el Ministerio de Medio Ambiente con la única excepción de los municipios por debajo de 2.000 vecinos porque las estadísticas se disparan en su caso con el agregado de las necesidades de la actividad ganadera. El ejemplo más claro de la influencia del sector primario en la gestión del agua es Lalín, que se coloca entre los ayuntamientos con mayor consumo.

La demanda en 2015, según consta en el documento que la Consellería de Medio Ambiente tiene ahora mismo en trámite de audiencia pública alcanzará los 286,24 hectómetros cúbicos anuales, lo que representa una media por habitante cada jornada de 393 litros. Para entonces, las proyecciones prevén una ligera caída de la población, hasta las 1.993.753 personas.

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