Un talibán asesina a dos guardias civiles, uno coruñés, y su traductor en Afganistán

El chófer del jefe de la Policía Local entró en la base bajo control español y los tiroteó . Un fallecido es el alférez Abraham Leoncio Bravo Picallo, de Vimianzo. Los compañeros de las víctimas abatieron al asaltante

Centenares de afganos se concentraron en la base y prendieron fuego. / la opinión

Centenares de afganos se concentraron en la base y prendieron fuego. / la opinión

Redacción / Agencias | A Coruña / Madrid

Dos guardias civiles españoles y su traductor fallecieron ayer después de que un talibán infiltrado en la base de la OTAN de Qala I Naw, en el noroeste de Afganistán, les disparase con un fusil de asalto. Las balas acabaron con la vida del alférez Abraham Leoncio Bravo Picallo, de 33 años y natural del municipio de Vimianzo, del capitán José María Galera Córdoba, también de 33 y vecino de Albacete, y del traductor Ataollah Taefy Khalili, de 55, de origen iraní y nacionalizado español.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, calificó los hechos como un "atentado premeditado" a tenor de cómo se produjo el ataque. A las 06.20 horas de ayer -08.50 de la mañana en España-, Ghulam Sakhi entró en la base como cualquier otro día de los últimos cinco meses. Desde entonces este joven de 26 años trabajaba como chófer para el jefe de los policías locales, por lo que pudo acceder al recinto "como otras veces", según fuentes del Ministerio de Interior.

Un talibán asesina a dos guardias civiles, uno coruñés, y su traductor en Afganistán

Un talibán asesina a dos guardias civiles, uno coruñés, y su traductor en Afganistán

Una vez aparcó su vehículo, regresó a pie a la zona donde se encontraban los agentes y su traductor, sacó un fusil AK-47 y disparó contra ellos. Los tres fallecieron. Los compañeros de las víctimas presentes en la base -nueve guardia civiles y dos militares- reaccionaron y dispararon contra el agresor y lo mataron.

Un portavoz talibán, Qari Mohamad Yusuf, reclamó la autoría del atentado, según informa Reuters, si bien Rubalcaba no confirmó que se tratase de una acción de este grupo y se militó a decir que el atacante "llevaba desde el principio con los miembros de la Guardia Civil".

Los agentes tiroteados formaban parte de la misión española en la provincia de Baghdis, que había comenzado en marzo. De hecho, estaba previsto que fuesen relevados en menos de un mes: la fecha de regreso a casa era el día 22 de septiembre.

En el momento del suceso los dos agentes estaban impartiendo clases de formación a 47 agentes de la Policía afgana dentro de la misión de asesoramiento en que participa España en el país.

Víctimas

Los dos guardia civiles muertos llevaban en el cuerpo casi el mismo tiempo: once años en el caso de Abraham Leoncio Picallo y diez en el de José María Galera. El primero, soltero, era natural del ayuntamiento coruñés de Vimianzo, que recibió la noticia con conmoción, a pesar de que desde joven se había trasladado a Aranda de Duero, en Burgos, con su familia. Ingresó en la Benemérita en 1999 y en la actualidad estaba destinado en el Centro de Adiestramientos Especiales de la Unidad de Acción Rural, con base en Logroño. Según informó el Ministerio del Interior, había sido condecorado con una medalla de la OTAN. Esta era su primera misión como instructor en Afganistán. Su compañero, casado y sin hijos, se integró en el cuerpo un año después y estaba destinado en la misma base que el primero. Durante la última década había recibido dos Cruces al Mérito de la Guardia Civil y una medalla de la OTAN.

La tercera víctima es Ataollah Taefy Khalili, de 54 años, y traductor de los agentes. Este ciudadano de origen iraní había obtenido la nacionalidad española y residía desde hacía más de 30 años en la localidad zaragozana de Cuarte de Huerva, junto a su mujer española y sus dos hijos. Tenía una tienda de venta de alfombras y llevaba tres meses en el país. Tenía previsto regresar el 4 de septiembre.

Los agentes fallecidos formaban parte del contingente de 37 agentes de la Guardia Civil desplegados en distantes misiones en Afganistán, donde el ejército español ha destinado más de 1.000 militares en el marco de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) de la OTAN. La tarea de los primeros radica en formar a las fuerzas de seguridad locales para ir abandonando paulatinamente el país. "Es una misión imprescindible antes de poder abandonar Afganistán", indicó Rubalcaba.

El director general de la Policía y la Guardia Civil, Francisco Javier Velázquez, y el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general José Julio Rodríguez, partieron ayer por la tarde para repatriar los cadáveres de los fallecidos. Su llegada a España está prevista para hoy, cuando se les rendirá un "homenaje con todos los honores", declaró el ministro de Defensa. Será el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien recibirá alrededor de las 11.00 horas los féretros en la base militar de Torrejón de Ardoz.

Rubalcaba, que pedirá el jueves comparecer en el Parlamento para informar del suceso, y la ministra de Defensa, Carme Chacón, presidieron una reunión ayer por la tarde para analizar lo sucedido y al que acudieron el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho; el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz Roldán, y el comandante del Mando de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa, el general Jaime Domínguez Buj. En ella concluyeron que se trató de un acto "organizado y premeditado" contra las tropas españolas.

Por su parte, el gobernador de la provincia de Badghis, Dilbar Jan Arman, dijo ayer que el talibán tiroteado era miembro de la policía y después mostró su apoyo a las tropas españolas. "Los incidentes no reflejan el aprecio de los ciudadanos de Badghis por las tropas españolas destacados en Afganistán", dijo a la responsable española de Defensa, según informa Reuters.

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