Mientras aragoneses y levantinos se tiran los trastos a la cabeza y discuten, aún hoy en día, sobre el trasvase del Ebro para paliar sus carencias hidrológicas, en Galicia el cielo peca por exceso. En los últimos tres días, ha caído sobre la comunidad una cantidad de agua equivalente a la mitad de la que se registra en España de media en un año entero. Así lo explicó ayer el conselleiro de Medio Ambiente, Agustín Hernández, que realizó un balance del temporal y que señaló, al igual que Vicente Pérez Muñuzuri, director de MeteoGalicia, que "la precipitación acumulada en estos tres días ha superado en algún lugar y puntualmente los 300 litros por metro cuadrado", -la media anual estatal es de 600-.

Tanto ha llovido que en las estaciones de Lourizán y Areeiro, ambas en Pontevedra, se han registrado hasta 16,4 y 15,5 litros por metro cuadrado, respectivamente, en solo diez minutos. Tal y como explicó Pérez Muñuzuri, estas precipitaciones se pueden calificar de "torrenciales", ya que cumplen con el requisito de superar los diez litros en diez minutos. No es de extrañar que en Pontevedra, tomando como referencia la misma estación de Lourizán, se haya batido el récord histórico de lluvia en enero. El pasado jueves cayeron 79 litros sobre la ciudad del Lérez en apenas 12 horas, es decir, 20 litros más que la que hasta ahora había sido la cifra más alta desde 1985: los 58,3 litros que se recogieron el 18 de enero de 2003. Aquella cantidad, además, se acumuló en un intervalo de 24 horas, lo que da una idea de la dimensión del aguacero que cayó la madrugada del día 6 sobre la capital pontevedresa.

La otra ciudad gallega en la que también habrá que incluir el día de Reyes de 2011 en la lista de efemérides meteorológicas es Lugo. En la estación del campus se recogieron entre las 08.30 horas y las 20.30 horas del jueves 44,1 litros por metro cuadrado y 56 litros a lo largo de todo el día, uno más que el 5 de enero de 1994. En cuanto al resto de las ciudades (las únicas en las que se dispone de un histórico climatológico que se remonte tantos años atrás) no se batieron récords de lluvia aunque la cantidad de agua acumulada alcanzó en alguna de ellas niveles muy reseñables. Fue el caso de Santiago, en cuya estación se contabilizaron la madrugada del día de Reyes 20,8 litros en apenas una hora (el quinto registro más alto de Galicia) y donde desde el pasado miércoles se acumularon 124 litros por metro cuadrado, la mitad de lo que llueve normalmente en la ciudad durante todo un mes de enero.

Fue un diluvio generalizado, con un total de siete estaciones meteorológicas (seis en Pontevedra y una en A Fonsagrada, Lugo) donde se recogieron más de 80 litros de agua en apenas 12 horas. El caso más extremo fue el de Fornelos de Montes, donde los aparatos de medición registraron hasta 126,4 litros, lo que equivale a una alerta roja por riesgo extremo de lluvias.

Y si en buena parte de Galicia ha habido agua para dar y tomar durante los últimos tres días y solo ayer cayeron 160 rayos sobre la comunidad, la historia todavía no ha acabado. De hecho, durará, según las previsiones de MeteoGalicia, hasta hoy al mediodía, cuando se alcanzará, según el conselleiro de Medio Ambiente, otro "pico" de precipitaciones que afectará sobre todo a las dos provincias del sur.

Por eso, como explicó ayer el titular de Presidencia, Alfonso Rueda, la Xunta mantendrá movilizados a 1.500 efectivos -entre voluntarios de Protección Civil y parques de bomberos- en estado de "máxima alerta" para atender las posibles incidencias. Solo hasta ayer a mediodía, el 112 tuvo que atender, informó Rueda, en torno a 600. El dispositivo incluye 13 bombas de achique que se envían a los puntos donde hay "solicitudes". La mayoría de las peticiones de ayuda, concretó, tienen que ver con inundaciones, desprendimientos de algún talud de tierra y algún corte de carretera. Se trató, admitió, de "muchos problemas puntuales", pero que "se resolvieron de manera aceptable".

No obstante, todavía es muy "pronto", afirmó Agustín Hernández, para saber si la Xunta habilitará ayudas para los municipios afectados. "Debemos analizar cuáles fueron los desperfectos y en función de eso analizaremos la cuestión", señaló. Asimismo, el titular de Medio Ambiente, aunque culpó a las "lluvias intensas" y "prolongadas" del grueso de los incidentes, reconoció que "muchas veces" las infraestructuras fluviales "son insuficientes y por eso se producen inundaciones puntuales".

Mientras, a la espera de sumar lo que cayó esta madrugada y lo que caerá a lo largo de la mañana, en Fornelos de Montes llevaban ya ayer una precipitación acumulada de 259 litros en tres días. Le seguía la estación de Rodeiro, con 189,6 litros, y cerraba el podio Lourizán, con 186,4. En Lugo, era A Fonsagrada, 145,1 litros, la que lideraba el ranking de lluvias acumuladas hasta ayer, mientras que en A Coruña Lousame sumaba ya 139,4 litros, y Arzúa y Santiago registraban 127 y 124, respectivamente. En Ourense solo se superaron los cien (108,8) en Entrimo.

El agua que cae del cielo estos días no solo produce inundaciones, sino que pone a prueba los límites de los embalses. Los de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil se encuentran, según informó ayer el Ministerio de Medio Ambiente, al 75,36% de su capacidad de media, aunque a los de Castrelo de Miño (al 96,73%) y de los Peares (al 97,09%) les falta muy poquito para llenarse.

Pero no solo de agua vive el temporal. También el viento se hizo notar un día más dejando los valores más altos ayer en Carballeda de Valdeorras (137,7 km/h) y en Vimianzo (con rachas de 126,1), aunque fueron varias las zonas de la comunidad donde se superaron puntualmente los 100 km/h.

Cuando aún no se ha achicado el agua de la mayoría de carreteras, garajes, viviendas y comercios del sur de Galicia, los vecinos ya se preparan para sufrir un nuevo diluvio. En las comarcas de O Grove, Morrazo y en la ciudad de Pontevedra apuraban ayer obras de emergencia, levantaban barreras y movilizaban bombas de achique para hacer frente a la posibilidad de nuevas inundaciones. Aunque lloverá sobre mojado. Ayer gran parte de la provincia permaneció anegada. Al igual que le ocurrió a O Grove un día antes fue el centro de Cangas en esta ocasión el que quedó cerrado al tráfico durante dos horas y media debido al desbordamiento del río Bouzós. En Marín hubo que desalojar a 70 ancianos de un centro de mayores y también se produjeron daños en el centro de salud de A Parda en Pontevedra. Pero además de las inundaciones el temporal obligó a amarrar toda la flota de A Coruña y Pontevedra, provocó cortes de luz, dejó sin suministro de agua Caldas y obligó a cortar 11 carreteras provinciales en Lugo y dos viales en A Lama y Silleda. En Cangas la Policía Local tuvo que cerrar al tráfico el centro urbano entre las 11.30 y las 14.00 horas sembrando el pánico entre los vecinos. En Bueu el desbordamiento del río Bisco hizo necesario colocar varias barreras artificiales para bifurcar el paso del agua y distribuirla por diversos puntos mientras que en Pontevedra un centro de mayores resultó inundado y obligó a realojar en otras residencias a 70 ancianos.

Y en Caldas la rotura de 20 metros de tubería obliga a restringir el consumo de agua. El caudal del Umia se rebajó ayer a la mitad al dar la lluvia una tregua en las últimas horas, pero se mantiene la preocupación sobre la capacidad de evacuación del embalse, que está a su máximo nivel. Medio Ambiente dio orden de abrir las compuertas para evitar que se desborde.