Alfredo Pérez Rubalcaba es una paradoja. Como político, se muestra como un maratonista a punto de tomar las riendas del PSOE, donde lleva desde los años setenta. Como deportista, se mostró como un apreciable velocista capaz de correr los 100 metros lisos en 10,9 segundos. El responsable de aquella marca, lograda cuando comenzaba su etapa universitaria, fue un gallego, el entrenador Virgilio González Barbeitos. "Podía haber hecho una mejor marca, pero se cruzó la política...", recuerda desde su casa en Gondomar.

José Luis Rodríguez Zapatero se decantó el sábado por el actual vicepresidente del Gobierno en el proceso de primarias al que, de momento, sólo concurre éste y que lo situará como candidato a la Moncloa en las generales previstas para el año que viene. Faltan diez meses, lo que dio pie al todavía líder socialista y presidente del Gobierno a sacar a colación el pasado de Rubalcaba en las pistas. "Alguien que es un sprinter, capaz de haber corrido los cien metros en poco más de diez segundos, es capaz de ganar unas elecciones en diez meses", proclamó durante el comité federal del PSOE. "Pues no lo he escuchado, la verdad", admite González sobre una comparación que evoca un pasado conjunto con el futuro líder de los socialistas.

Este fisioterapeuta que ronda los 70 años, nacido en Ponteareas y miembro de la federación gallega de atletismo, entrenaba a los atletas del Real Madrid -por entonces también tenía equipo de esta modalidad deportiva-. Era 1970 y por allí apareció un joven prometedor con tiempo para todo que iniciaba su carrera de Químicas en la Complutense. Se llamaba Alfredo Pérez Rubalcaba.

"Estuve entrenándolo unos siete años, entrenaba duro porque para lograr una marca como la de él hace falta entrenamiento. Era muy serio... e inteligente", lo define González, a quien no le extraña su carrera. "No me sorprende para nada su trayectoria. Siempre fue un gran improvisador y muy inteligente. Ha dominado a sus rivales en el PSOE como el Barça a los suyos en el fútbol", añade sobre la capacidad de Rubalcaba para moverse con soltura entre los entresijos de la política.

Fue precisamente la vocación por la res publica lo que frustró su carrera, "aunque no corría en tartán sino en pistas de ceniza", matiza su exentrenador cuando se le pregunta por las posibilidades de que hubiese disputado alguna gran competición internacional en los tiempos en que el deporte profesional parecía una quimera en España. "Ya se le veían las inquietudes en aquella etapa y cuando murió Franco se acentuó", comenta sobre una etapa en la que Rubalcaba se cruzó en las filas del PSOE con un joven andaluz llamado Felipe González. "En su última etapa universitaria ya estaba saturado y dejó el deporte, aunque al principio lo compatibilizaba todo. Ahora un joven que es buen estudiante sólo hace eso. Él estudiaba y entrenaba cada día", defiende.

Y es que con el verbo, Rubalcaba se maneja a la misma velocidad que sus piernas en los setenta: a toda velocidad. Ágil, veloz y astuto. Cualidades que según la cúpula socialista lo convierten en el rival que más teme el PP y que mejor valoración recibe por parte de los españoles. "Lo veo exactamente igual que antes, sobre todo muy irónico", rememora González dos días después de que el sucesor in pectore de Zapatero esquivase las preguntas de la prensa sobre su futuro en el Consejo de Ministros del viernes. Veinticuatro horas después, el líder del PSOE lo señalaba como más que probable cartel electoral para 2012. Está por ver si puede ganar el sprint de diez meses al PP.