La patata es uno de los alimentos más recurrentes de las recetas de la cocina gallega y de hecho Galicia es, detrás de Andalucía y Castilla y León, la tercera comunidad en cuanto a volumen de producción. En la campaña que comenzó a principios de septiembre y se prolongará hasta la semana que viene, los productores gallegos han recogido unas 400 toneladas, de las cuales tan solo un 60% tendrán un impacto económico real ya que el 40% restante se destina a autoconsumo. Aunque los productores andaluces y leoneses -donde la recogida del tubérculo más temprano finalizó hace meses- se quejan del excedente de producción y de una caída de hasta un 50% en los precios de mercado, en Galicia los sindicatos agrarios se muestran más optimistas aunque reconocen que los precios de salida están siendo bajos y por la patata de exportación se está pagando 13 céntimos menos.

Con todo, en la variedad Kennebec certificada bajo el sello Indicación Xeográfica Protexida Pataca de Galicia hay un aumento de la producción en un 30% -en algunos casos incluso del 50%- y las tarifas se mantienen en tiempos de crisis. Pese a esta sensación de saturación, el organismo aconseja dar salida paulatina al producto a lo largo del año.

Esta denominación de origen que se cosecha en un 90% en la comarca de Xinzo de Limia (Ourense) y el resto en Bergantiños (A Coruña), Lemos y Terra Chá (Lugo), se mantiene inmune a los problemas que la situación económica está ocasionando en muchos cultivos. Según el secretario del Consello Regulador, Ricardo Losada, los cinco millones de tubérculos certificados obtenidos este año tienen un precio "asegurado" debido a los convenios entre los agricultores que cultivan esta marca y los almacenistas antes de su recogida, por lo que esperan que este año todo siga igual y las cuantías no varíen demasiado.

El presidente de Xóvenes Agricultores (XXAA), Francisco Bello, afirma que los agricultores al margen de la denominación tienen más dificultades para comercializar su mercancía porque tienen que negociar con los almacenistas sin que haya una norma donde se establezca unos mínimos, por lo que pide recuperar "la vieja demanda" de los contratos homologados y las Mesas da Pataca que "no se convocan desde la pasada legislatura". En este sentido, el miembro de XXAA en la Mesa Sectorial de la Patata en Madrid, Juan Carlos García y además productor de patata amparada por la IXP en Coristanco, calcula que el precio de salida está siendo "bajo", entre los 30 y 40 céntimos el kilo en almacén y los 45 y 60 en venta directa, pero aclara que es pronto para hacer balances porque confía en que se alcance un nivel más elevado dentro de unos meses cuando las familias vayan agotando su cosecha para autoconsumo. Aún así, será difícil alcanzar los índices de 2007, antes de la crisis, cuando el valor de comercialización superaba el euro.

No todas las variedades de patata corren la misma suerte que la denominación de origen gallega, ya que aquellas que no están amparadas por la IXP y se venden al exterior (unas 100 toneladas este año) sufren los mismos problemas que ya han padecido otras regiones, sobre todo debido a la competencia creciente de países que venden más barato o la pérdida de posiciones de España frente a la anterior temporada. El responsable de Agricultura Extensiva de Unións Agrarias (UUAA), José Ramón González, calcula que la bajada de precios no llegará al 50% registrado en Andalucía o Castilla y León, aunque sí rondará el 33%, al pasar de los 33 céntimos de otras campañas a los 20 que se están pagando este año.

Al contrario de lo que se preveía tras una primavera y un verano marcados por las escasas precipitaciones, lo que hizo saltar las alarmas en A Limia por la plaga del Miliu, la climatología ha traído, según el productor de Bergantiños, "más ventajas que inconvenientes". "Los meses secos han permitido obtener una patata de más calidad y tener un mayor control de plagas como el famoso Miliu", afirma Juan Carlos García, quien añade que las plantaciones más tardías se han resentido más y los tubérculos son de menor tamaño. El único aspecto negativo asociado al tiempo seco para el representante de UUAA ha sido la subida de un 15% de los costes de producción, sobre todo, en lo relacionado con el riego de los cultivos.