El declive demográfico de Galicia parece imparable. Ante el progresivo abandono del rural y el cada vez más acusado envejecimiento de la población, los expertos llevan años advirtiendo de que las dinámicas poblacionales no se cambian de la noche a la mañana. Tras un breve paréntesis de seis años durante los que la comunidad logró ganar habitantes, el padrón municipal de 2011 rompió el espejismo y anunció un cambio de tendencia. Pero la pérdida de población en Galicia no será algo coyuntural.

Tomando como referencia las tendencias demográficas actuales, el Instituto Nacional de Estadística prevé que en los próximos diez años la comunidad perderá 88.887 habitantes, es decir, el 3,3% de su población estimada a 1 de enero de 2011. En este más que notable descenso poblacional, del orden de casi 9.000 gallegos menos cada año, parecen confluir varios factores también analizados por el INE pero el principal, sin duda, es el desplome de la natalidad. Tras el declive demográfico de la década de los 90, la comunidad gallega experimentó una leve pero constante recuperación de su tasa de natalidad, que alcanzó su pico más alto gracias al boom de 2008.

Al año siguiente, sin embargo, los nacimientos frenaron en seco y lo mismo pasó en 2010, una tendencia que, según las proyecciones demográficas publicadas ayer por el INE, se agravará en la próxima década. De aquí a final de año se estima que nacerán en Galicia 21.812 bebés, una cifra que se reducirá en un 23,3% hasta llegar a los 16.733 nacimientos proyectados para 2021. Es decir, que dentro de diez años habrá 5.000 niños menos para garantizar el relevo generacional en la pirámide gallega. El dato cobra mayor gravedad si se tiene en cuenta que el número de muertes también aumentará de modo que dentro de diez años las defunciones (31.122 según el INE) prácticamente duplicarán los nacimientos.

Pero si el movimiento natural de la población (es decir, el que depende de los gallegos que nacen y mueren cada año) arroja perspectivas poco halagüeñas, los flujos migratorios previstos tampoco contribuirán a frenar la caída demográfica.

La inmigración extranjera en Galicia nunca ha tenido el mismo peso demográfico que en comunidades como Madrid, Andalucía o Canarias, puerta de entrada y destino para la mayoría de los inmigrantes que deciden probar suerte en España. Apenas un 4% de los empadronados en la comunidad proceden de otros países y muchos de ellos ni siquiera son inmigrantes en sentido estricto sino descendientes de gallegos que regresan a la tierra de sus progenitores. Pero aunque no son muchos, los inmigrantes han tenido en Galicia un importante papel desde el punto de vista demográfico ya que tiraron de la natalidad en momentos críticos.

Durante los próximos diez años, sin embargo, el INE prevé que la entrada de extranjeros se congele, un pronóstico que incluso parece optimista si se tiene en cuenta que a 1 de enero de 2011 la población inmigrante asentada en la comunidad apenas se había incrementado en 324 personas cuando los años anteriores se contaban por miles.

Lo que sí bajará es el número de personas que vuelven a Galicia desde otros puntos de España. Según la proyección del INE, en 2021 emprenderán el camino de retorno a la comunidad 2.000 gallegos menos de los que lo hacen ahora.

Por lo que respecta a la emigración, curiosamente el INE no prevé el éxodo de gallegos que vaticinan los expertos debido a la crisis. Por el contrario, la proyección concluye que en 2021 se marcharán al extranjero 12.165 gallegos (1.379 menos que en 2011) y 19.013 más probarán suerte en otras comunidades (3.231 menos que este año).

El declive demográfico gallego, con todo, no es único en el país. Después de un periodo de "intenso crecimiento poblacional", el INE estima que España podría perder más de medio millón de habitantes en una década. De hecho, si se mantienen las tendencias demográficas actuales, otras siete comunidades verán mermada su población de aquí a 2021: Cataluña, País Vasco, Castilla y León, Valencia, Asturias, La Rioja y Extremadura. Los mayores crecimientos se concentrarán en las islas (Baleares y Canarias, que ganarán un 3,6% y un 2,7% de población), Andalucía y Murcia.