El presidente del consejo regulador de 'Castaña de Galicia', Jesús Quintá, reconoce que la cosecha inicial de los bosques gallegos es un auténtico "desastre", no tanto por la cantidad de fruto como por su calidad, dado que la sequía ha provocado problemas en su desarrollo y las altas temperaturas han incidido negativamente en su conservación.

En declaraciones a EFE, el empresario lucense explicó que muchas castañas "secaron dentro del erizo" y otros muchos frutos "se pudrieron", no llegaron a desarrollarse convenientemente o fueron devorados por los gusanos, a causa de los problemas de conservación que provocó un calor poco habitual en este inicio del otoño.

"La castaña necesita frío", explicó Quintá, por lo que las inusuales condiciones climáticas han provocado que una buena parte de la cosecha inicial esté perdida en el territorio amparado por la Indicación Geográfica Protegida (IGP), en cuyo registro oficial están inscritos más de cien productores, la mayoría de las provincias de Ourense y Lugo.

En todo caso, aunque "el inicio de la campaña es un desastre", considera que la situación todavía no es alarmante, porque "aún falta un mes para que comience a caer la segunda parte de la cosecha", posiblemente la más importante, que se recogerá a partir de noviembre.

"Si a partir de ahora hace frío y llueve algo", explicó Quintá, esa "castaña tardía" podría desarrollarse correctamente y paliar en cierta medida las pérdidas ocasionadas por el fruto más tempranero, porque "había una buena cosecha en cuanto a cantidad".

Si el tiempo cambia y la segunda parte de la cosecha se recoge con normalidad, la merma de producción en esta campaña podría situarse entre un 10 y un 20%, pero Quintá opina que hablar de cifras a estas alturas todavía es "prematuro".