La Xunta dispondrá de 9.135 millones de euros el año que viene, el nivel más bajo desde 2006. El Gobierno gallego aprobó ayer sus presupuestos para 2012 bajo las premisas del "realismo" y la "incerteza" de los ingresos a recibir por parte del Gobierno central, que no ha presentado presupuestos nuevos ni ha prorrogado los actuales. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, compareció tras una reunión extraordinaria de su Ejecutivo para presentar el anteproyecto de ley presupuestaria que mañana enviarán al Parlamento, acompañado de la conselleira de Facenda, Marta Fernández Currás. El gasto total se reduce trece millones -0,1%- respecto al año pasado, pero queda otros 38 por debajo del techo de gasto fijado por el Parlamento este mismo ejercicio.

En este marco, Feijóo aseguró que se "blindará" el gasto social aumentando el peso relativo de educación, bienestar y sanidad, que, según sus cifras, recibirán el 75,9% del gasto, cuatro décimas más que el año pasado. "Esto asegura a todo riesgo las prestaciones sociales", prometió antes de que Currás justificase la elaboración de unas cuentas nuevas. "La prórroga de las del año pasado impone requisitos estrictos y no se podrían acometer nuevos proyectos", explicó.

Críticas a Madrid

El "rigor" fue la característica que ambos dirigentes atribuyeron a las cuentas que establecen un recorte del gasto de apenas 13 millones de euros. Esto contrasta, sin embargo, con la previsión de ingresos estatales procedentes del sistema de financiación autonómica. De acuerdo con sus cálculos, la Xunta prevé recibir 4.899 millones por este concepto, 132 más que durante el año pasado.

Del resto de transferencias por parte del Estado, la Xunta carece de información. Feijóo censuró al Gobierno de Zapatero por dejar a ciegas a las comunidades en sus previsiones de ingresos. "El único precedente de no prorrogar presupuestos ni aprobar otros es de 1995", recordó. En este contexto, añadió, la Xunta prevé recibir lo mismo por tributos y cesiones. Con esta premisa ha elaborado sus cuentas. "Hay dos reglas para nuestros presupuestos: prudencia y solvencia. No hay que vivir por encima de las posibilidades de gasto", añadió antes de defender no agotar el techo de gasto fijado por el Parlamento -9.172 millones- para dejar un "pequeño margen" para imprevistos.

A pesar de la "incertidumbre" y del contexto económico, en el que la Xunta recordó que los organismos internacionales prevén un crecimiento de España mucho menor que los cálculos de Moncloa, el panorama que dibuja San Caetano para el próximo año destaca una mejora del empleo y un crecimiento del PIB del 1,1%, que Currás vinculó al aumento de las exportaciones.

Aunque los expertos sitúan en el 2% el umbral de crecimiento a partir del cual es posible crear empleo, la Xunta prevé que la tasa de paro sea del 16,4%, dos décimas menos que la de este ejercicio. Para el resto del Estado, sin embargo, opta por una perspectiva más pesimista y estima que cierre el año con un 20,9%, dos décimas más que en 2011. De esta forma, el diferencial entre Galicia y la media estatal aumentará hasta el 4,75%. "Podremos dejar de destruir empleo", sostuvo el titular de la Xunta.

Feijóo recordó de nuevo los "obstáculos" a los que se enfrentó su Ejecutivo desde su llegada a San Caetano en 2009 para elaborar los presupuestos. Citó la devolución de 2.400 millones al Gobierno central por las liquidaciones negativas de 2008 y 2009, el "incumplimiento" del sistema de financiación y la deuda de 800 millones; y la "caída de ingresos". Sin embargo, los tributos darán una alegría a la Xunta el año que viene. Según sus cuentas, el aumento en la recaudación fiscal compensará los 400 millones que retendrá el Estado como pago por las liquidaciones pendientes.

Durante su intervención, Currás y Feijóo insistieron en el reajuste del gasto corriente realizado durante los tres últimos años y en el adelgazamiento de la factura en nóminas. El año que viene este se reducirá en 21 millones de euros hasta quedar en 3.606 (300 menos que cuando el PP llegó a San Caetano, alegan): cuatro de cada diez euros públicos se destinarán a sueldos. Eso sí, el balance global de los gastos corrientes, que pagan el funcionamiento de la Administración en su día a día, será tres décimas superior. La Xunta se gastará en este apartado 7.525 millones, 25 más que el año pasado.

Feijóo defendió su hoja de ruta económica para el año que viene como garantía de "estabilidad" y de que Galicia "siga cumpliendo" los límites de estabilidad presupuestaria. "Galicia no va a ser un problema para la consolidación fiscal ni va a dejar de pagar a los proveedores", garantizó antes de prometer que no habrá ajustes "abruptos" en sus consellerías.