A pesar de los refuerzos del Ejército y del intenso trabajo de las brigadas de la Xunta, la climatología se ha convertido en el arma más letal contra el fuego. Tras cinco jornadas negras en las que las llamas arrasaron unas 7.000 hectáreas, las primeras lluvias de octubre, aunque todavía débiles, y la caída en las temperaturas han contribuido a aplacar los incendios que asolaban los montes ourensanos. Durante la jornada de ayer los incendios más graves, los de Lobios y Manzaneda, consiguieron ser controlados y apenas quedaban focos activos. Solo a última hora se detectó un nuevo fuego en Coles, próximo a la vía del tren, y que obligó a cortar la línea Ourense-Monforte. La climatología contribuyó también a depurar el aire y los niveles de contaminación registrados por el humo volvieron a la normalidad en la provincia.

De los más treinta grados registrados en Ourense el pasado fin de semana se bajó ayer a 22 durante el día y además cayó una lluvia fina que permitió refrescar el ambiente. Según el último parte enviado por la Consellería de Medio Rural, quedaban ayer unos quince incendios controlados. Al más importante, el registrado en el concello de Manzaneda, en la parroquia de Cernado, le consiguieron poner freno ayer a las 20.17 horas tras estar activo desde el pasado jueves. Ardieron alrededor de 1.800 hectáreas en el entorno de la zona norte do Invernadoiro. El departamento de Samuel Juárez defiende, sin embargo, que no se tiene constancia de que las llamas afectaran al Parque Natural.

En Maceda, en la parroquia de Santiso, ardieron 1.100 hectáreas pero las llamas quedaron bajo control a última hora del martes. En este mismo municipio quedó ya extinguido el foco registrado en la parroquia de Catro Escuadro, donde se quemaron 490 hectáreas. El otro gran fuego que amenazaba Ourense, el registrado en Lobios, también está controlado desde el martes por la noche. Las estimaciones provisionales apuntan a que desde que se inició el pasado jueves ardieron en este concello, en la parroquia de San Paio de Araúxo, más de 1.000 hectáreas.

Los ganaderos han perdido cientos de cabezas de ganado y se han quedado sin zonas de pasto. El Concello de Chandrexa pedirá la declaración de zona catastrófica. Según los brigadistas, la superficie afectada por el fuego durante estos días supera las 12.000 hectáreas. En total, más de 5.000 efectivos y 40 aeronaves fueron desplegados en el monte tras los 1.400 focos registrados este mes.